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lunes, 30 de noviembre de 2009

¡Papá se nace!


Esta camisetita la usará un cuervito/a que en unos meses llegará para agrandar la familia azulgrana.

Y como no podía ser de otra manera, esa camisetita del Ciclón ya empezó a sentirse papá de Boquita, como lo sera el cuervito/a que la va a usar.

Y bueno che, es una cuestión Paternal que los cuervos ya traemos de nacimiento.

Hijos nuestros en todos los idiomas!

Vale la pena recordar esta portada de La Revista del Ciclón.




Los años pasan pero la historia es la misma de siempre.

"Que nacieron hijos nuestros...."

¡Feliz día Cuervos!

30/11 Dia del Hincha de San Lorenzo de Almagro


Hace nueve años el hincha del Ciclón volvía a demostrar fidelidad, amor, compromiso, sentimiento y por sobre todas las cosas volvía a luchar por su club.


Hace nueve años algunos descorazonados quisieron convertir a esta pasión nacida en 1908, en una S.A., pero los hinchas, genuinos, lo impidieron y defendieron la razón de ser del Ciclón: San Lorenzo es de los socios y de sus hinchas.


Hace nueve se ganó una nueva batalla. FELIZ DIA CUERVOS

martes, 17 de noviembre de 2009

Tapa 198


Editorial

Aplausos, ovaciones y silencio
Por Jorge Fuentes

Mucho se ha escrito aquí sobre las reacciones de los hinchas de San Lorenzo ante diversos hechos y ante distintas actitudes de los jugadores que los representan. En algunos casos acompañamos el clamor popular y en otros dejamos en claro que nuestra posición es totalmente opuesta a la de la mayoría.

En un país y en club democrático, no sólo no está mal que eso suceda, sino que hasta es saludable. Es más, a veces los que hacemos La Revista del Ciclón también ingresamos en acaloradas discusiones sobre los gestitos de Rivero, el apoyo a Romeo, los insultos a Aureliano, la posición en la cancha del Papu Gómez, en fin… los temas que hablamos entre los cuervos. Y en las últimas dos semanas, en el medio del uno-dos letal que sufrimos en la Sudamericana y en el campeonato local, se colaron dos situaciones extra futbolísticas que merecen una reflexión: el “Migliore/Migliore” ante River de Montevideo, y las ovaciones a Méndez y Erviti, contra Banfield.

Vayamos “caso a caso”. La aclamación al ex arquero de Huracán, Boca y Racing, que apenas lleva 19 partidos disputados con el buzo cuervo, puede entenderse desde el alto grado de angustia y nerviosismo que genera una definición por penales, pero la verdad que semejante muestra de cariño para Migliore, más allá de su buen rendimiento en este torneo, fue un obsequio demasiado generoso. Su condición de hincha fanático de Boca debe quedar relegada a la hora de desearle lo mejor cada vez que sale a la cancha. Pero de ahí a ovacionarlo, hay un largo trecho.

Después del palo, viene la caricia. Los cuervos demostraron ante Banfield tener memoria. El estruendoso recibimiento para Sebastián Méndez y Walter Erviti fue el claro ejemplo de que el hincha puede abstraerse hasta de un clima de final, como lo era la previa del choque contra el Taladro, para saludar a dos ex que defendieron la azulgrana como el Padre Lorenzo manda.

Al Gallego le tocó integrar uno de los planteles más cuestionados de la historia del Ciclón, sin embargo, su forma enjundiosa de jugar y su honestidad para dar un paso al costado “porque no quiero robarle la plata a San Lorenzo” lograron que quedara indemne a cualquier crítica. Y la gente se lo hizo saber. Varios puñetazos en su corazón fue la manera que eligió el defensor para agradecer esa ovación. Lo de Erviti pasa por otro lado. Allí hay un amor gestado desde hace tiempo. El marplatense no solo fue uno de los mejores jugadores que pasó por el Ciclón en la última década, sino que nunca deja pasar la oportunidad para declarar que es hincha de San Lorenzo. Aun no se explica como Cañito, como se lo apodó cuando daba sus primeros pasos en Primera, no juega en el Ciclón. No se entiende. Pero ese es otro tema. Su gran partido, con un hermoso pase gol incluido, no impidió que los cuervos lo despidieran con aplausos cuando fue reemplazado, ya con el resultado a favor de Banfield. Vale el gesto de la gente. Y también el de Erviti, que saludó a las tres tribunas donde había gente de San Lorenzo.

Hoy la gente tendrá otra chance de expresarse. Con la camiseta roja de Independiente estarán Walter Acevedo y Andrés Silvera. El volante no llegó a tener un rendimiento que amerite aplausos o reprobaciones. El Cuqui, en cambio, fue uno de los mejores delanteros que tuvo el Ciclón en los últimos años, pero la gente le terminó pasando la factura por aquella huida de la concentración antes de jugar contra Banfield en 2007, por las recurrentes ausencias a los entrenamientos y por su evidente “trabajo a reglamento” en algunos partidos.

Si se permite, ahí va un consejo: evitemos insultar a Silvera. La venganza de los goleadores suele ser terrible.

Martín Saric: “Yo sé que puedo jugar en San Lorenzo”

Martín y Mirko


Por Jorge Fuentes
Luego de dar vueltas por el mundo durante nueve años, Martín Saric volvió a la Argentina y, una de las primeras cosas que hizo, fue regresar al Nuevo Gasómetro a ver a su amado San Lorenzo. En esta nota con la La Revista del Ciclón, habló de todo. De su carrera, de su sueño de jugar con la azulgrana y también de cómo convive con el recuerdo permanente de su hermano Mirko.

El Nuevo Gasómetro vendría a ser algo así como el living de su casa. O mejor, el jardín del fondo, con canchita incluida. Martín Saric camina por el Pedro Bidegain y le pasa lo que ocurría a Luca Prodan en el Abasto (“Yo paso y me saludan”). Un viejo delegado de inferiores, algún ex compañero, algún amigo de la familia… el hecho es que Martín no puede dar más de tres pasos seguidos por los pasillos de la Platea Norte que ya hay alguien abrazándolo y saludándolo. “Sabés lo que pasa, yo vengo a San Lorenzo desde que tengo cuatro años, cuando hacíamos natación con Mirko. Después empecé a jugar en preinfantiles y así hasta llegar a Reserva. Por eso tengo tanta gente conocida”, le cuenta a La Revista del Ciclón.

Por cómo te saludan, se nota que hace mucho que no te ven.
Sí, volví hace 15 días y hacía tiempo que no volvía por el club
Hay muchos que te conocen, pero también hay otros que te perdieron el rastro. Hagamos un repaso de tu carrera.
Estuve jugando mucho tiempo en el exterior. Después de jugar en Chicago, en 2001 me fui para Paraguay y después anduve por Croacia, Eslovenia, Isarel, Rumania y otra vez en Eslovenia, donde estuve hasta hace poco ya que rescindí el contrato con el Celje, el equipo donde estaba jugando, porque me querían bajar el contrato.
¿Y ahora?
Y ahora acá ando, con ganas de quedarme en el país.
En estos nueve años jugando afuera debés haber coleccionado un montón de historias y anécdotas, ¿no?
Uff… Un montón. Qué se yó, en Rumania jugué con diez grados bajo cero y en Israel con más de cuarenta grados. Pero una de las cosas que más me marcaron fue cuando me enteré que en Rumania se vendían los partidos.
¿Cómo? ¿Y te tocó ser testigo de algo así?
Sí. Jugando para el Iasi, hicimos un gol y supuestamente teníamos que perder. Obviamente yo no estaba ni enterado. Después me dí cuenta porque el día anterior un compañero me había dicho ‘mañana no ganamos’, y yo le decía ‘¿Cómo no vamos a ganar?’. Después supe que el técnico también lo sabía.
¿El técnico también estaba entongado?
Sí, él y un par de jugadores. Cuando me dí cuenta de quién estaba yendo para atrás lo fui a buscar, lo agarré del cuello y le dije que si se mandaba alguna cagada, lo mataba. Al final ganamos 3 a 0. Pero de eso no me olvido más. También tengo buenos recuerdos de mi paso por Israel. El lugar era muy lindo y, además, conocí a los cuervos de la peña de allá. Nos juntábamos a ver los partidos de San Lorenzo y cuando yo jugaba, me venían a ver y ponían banderas del Ciclón, ja. Unos fenómenos.
¿Y en Croacia cómo te fue? Porque ahí no solo jugaste al fútbol, sino que uno se imagina que te reencontraste con tus raíces.
Es verdad. Me reencontré con la prima de mi viejo, conocí la casa de mi bisabuela, que estaba como antes… La verdad es que fue muy emocionante. Yo quería estar en el lugar de dónde vengo y por suerte lo pude hacer.
Al principio recordabas los momentos de tu infancia que viviste con tu hermano en San Lorenzo. A más de nueve años de lo que pasó, ¿te hace mal hablar de Mirko?
No, para nada. Quizás al principio me costaba más porque era muy chico y era como que no aceptaba lo que había pasado. Por eso me fui de Argentina. Cuando jugaba en Chicago, las hinchadas rivales me gritaban cosas muy feas por lo de mi hermano…Yo estaba muy mal y me terminé escapando. Ahora siento que estoy más maduro y que puedo ver las cosas de otra manera. Yo siempre voy a recordarlo de la mejor manera porque él, además de mi hermano, era mi amigo. No es fácil, pero uno tiene que aprender a vivir con eso. Hoy en día uno lo sigue sin entender. Cada uno puede pensar lo que quiera, pero yo prefiero recordar los buenos momentos que viví con él.

Que estés más maduro, como decís, significa que no necesitás volver a escaparte.
Claro. No sé que va a pasar con mi futuro. Tengo muchas puertas abiertas en el exterior, pero me encantaría jugar acá en Argentina. Tengo una hija de seis años, que me gustaría que estudie acá. Además es actriz, ja. Actuó en la película “Cuestión de Principios”, en la que trabaja Pablo Echarri.

Mira vós.
Ja. Pero además, me gustaría tener la chance de jugar en el país.

¿En qué equipo?
Y… si me das a elegir obvio que te voy a decir San Lorenzo. Yo sé que la mayoría ni sabe cómo juego, pero yo sé que puedo jugar en San Lorenzo. No lo digo porque soy hincha, sino porque realmente creo que estoy capacitado. Sé lo que puedo dar. Soy conciente de que no es fácil. Ojalá tenga la chance de jugar en algún equipo para que San Lorenzo se fije en mí y me llame. Eso sería espectacular.

La Ficha de Martín

Nombre: Saric, Martín
Fecha de nacimiento: 18/08/1979
Lugar de nacimiento: Capital Federal
Trayectoria: San Lorenzo (infantiles e inferiores), Nueva Chicago (2001), Sportivo Luqueño -Paraguay- (2001), NK Zagreb -Croacia- (2002), NK Rijeka -Croacia- (2002/2004), FC Ljubljana -Eslovenia- (2004/2005), Hapoel Beer Sheba -Israel- (2005), Politehnica Iasi -Rumania- (2006/2007), FC Otelul Galati -Rumania- (2007/2008) y NK Celje -Eslovenia- (2008/2009).

La columna del Hermano Cuervo

El orgullo nacional

Por Eduardo Bejuk

La mitología futbolera --a veces puro mito, a veces pura realidad-- nos ubica en las antípodas de Independiente. Ellos, dice la mitología, presentan un bajo contenido de glucosa en la sangre, sólo van a la cancha cuando el equipo está de buenas, tienen récord de carnets destrozados y su negro paladar les impide disfrutar triunfos que no se hayan logrado en base a buen juego y calidad. Los Hermanos Cuervos, en cambio, quedaron inmortalizados como fieles seguidores aún en épocas aciagas, con un paradigma jamás igualado: la peregrinación durante el Ascenso.

Claro: Independiente nunca se fue a la B y, supone la mitología, su reacción ante tamaña tragedia futbolera habría sido muy diferente a la nuestra. ¿Llenar solos la cancha de River? Ja... Ni hablar de su colección de histéricas Copas Libertadores, que nos enrostran cuantas veces pueden, aunque la última se remonte a 1984 (cuando en el cine estrenaban Los Cazafantasmas, Michael Jackson cantaba Thriller y el Globo nunca se había ido al descenso). Mirá si pasó tiempo...

No hay idiosincrasia más lejana a la nuestra. Porque ellos detestan sufrir y nosotros nacimos para eso. Santos y Diablos. Pasión y Razón. Orgullo (de dientes apretados) y Orgullo (de nariz respingada). En los últimos tiempos, la brecha se empezó a acortar: ya no nos llevan tantos partidos, ni tantos campeonatos, ni tantos puntos en la tabla histórica (de hecho, hay un virtual empate). Y quizás su gente se haya edulcorado, porque la cultura del aguante nos igualó a todos.

La esencia, sin embargo, permanece. Es un clásico. Nos encanta jugarlo. Porque con Independiente somos distintos y, en el marco de la paz y la tolerancia, en cada duelo nos jugamos algo más. Una forma de sentir el fútbol, un sentimiento que no lo alteran los triunfos, las copas, ni los malos tragos. Porque muchos saben beber del dulce licor de los éxitos, pero pocos se bancan el cítrico fondo blanco de las amarguras. Nosotros sabemos de eso. Orgullo, se llama.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Soriano, literatura y San Lorenzo

Hay quienes todavía consideran que la literatura y el fútbol van indefectiblemente por caminos opuestos. Sin embargo, genios como el Negro Fontanarrosa demostraron todo lo contrario. Los cuervos, por suerte tuvimos a un sabio de la pluma que nos dejó un gran legado a los futboleros. Recordamos a Osvaldo Soriano, un cuervo que enaltece a la familia sanlorencista.

Por Gastón García

“No se si alguna vez les tocó seguir un partido por teléfono a once mil kilómetros de distancia. Mejor dicho: dos partidos al mismo tiempo. A mí sí, esta es la segunda vez. Solo en la medianoche de París, encerrado en cuarenta metros cuadrados, igual que hace catorce años cuando era joven y San Lorenzo se fue al descenso. ¿Cómo festejo el título ahora? ¿Con quién lo comparto? ¿Qué hago?, ¿cuelgo las doscientas páginas de la novela y me voy a terminar la noche a Pigalle?".

Revisando el baúl de recuerdos sanlorencistas, ese que todo cuervo tiene en su casa, entre tantas revistas, diarios, fotos y chulerías vinculadas obviamente al Ciclón, me sorprendió ver un ejemplar del periódico Pagina/12, cuyo titular principal en la portada señala: “Las cosas del poder”, acompañado de una fotografía en la cual se ve a Domingo Cavallo y Eduardo Bauzá (¡mamita…!). “¿Qué hace este diario acá?”, se me cruzó de inmediato por la cabeza, ya considerando que su destino sería el asadito que (este mediodía) nos comeríamos junto a unos cuantos amigos/cuervos, en los quinchos de la Ciudad Deportiva, previo al partido contra Independiente.

Pero si estaba ahí, en ese lugar en el cual uno guarda todo lo tenga que ver con San Lorenzo (¡hasta un dungui dungui cuervo/bostero, encontré!), algo importante debía contener. Y justamente, ese algo importante, estaba en la contratapa, y era una nota titulada “Festejos”. La fecha del ejemplar nos remonta al “martes 27 de junio de 1995”. Claro, ahí empecé a comprender que todo conducía al título conseguido por el Ciclón, hace más de 14 años, en aquella inolvidable noche rosarina. La nota se inicia con una leyenda que dice “in memorian Miguel Briante, hincha del Ciclón”, y quien la firma es nada más ni nada menos que el mágico literato cuervo/argentino, Osvaldo Soriano.

El párrafo que inicia esta nota de La Revista del Ciclón son las primeras líneas que escribió el Gordo Soriano, desde París y para compartir con todos los lectores de Página/12, en la cual narra su experiencia de cómo fue vivir el triunfo/campeonato que consiguió su San Lorenzo el 25 de junio de 1995. El relato que hace Soriano es realmente maravilloso. Sintetiza a la perfección la pasión del hincha de San Lorenzo, y lo que pudo sentir un cuervo, estando tan lejos de Boedo (como él, en esos momentos en París), al deleitarse porque su equipo volvía a salir campeón luego de 21 años de frustraciones.

En otro párrafo de esa nota publicada catorce años atrás, Soriano continúa: "A las once de la noche en Francia la angustia ya me tenía afiebrado, y ahora, tres horas más tarde, todavía no se me pasó. Sabrán perdonar los lectores la parcialidad y las tonterías que pueda decir. Estuve hasta recién festejando a gritos, despertando vecinos, tirándome de cabeza en el colchón. ¡Vamos San Lorenzo, carajo!”.

Para aquellos que aun sostienen que la literatura no puede asociársela con el fútbol, genios como el Negro Fontanarrosa, Eduardo Sacheri, o el propio Osvaldo Soriano, demuestran que las palabras pueden relacionarse con la pelotita perfectamente. Por suerte, gracias al Gordo Soriano, los cuervos tenemos la placentera posibilidad de que San Lorenzo, literatura y fútbol sean un combo delicioso de disfrutar.

En esta revista, generalmente solemos recordar los lindos momentos de la vida del Ciclón, cuando las fechas indican que se cumple un aniversario determinado. Sin embargo, en esta oportunidad el almanaque no nos coincide ni con los días que recuerdan a Osvaldo Soriano, ni tampoco con aquel campeonato logrado por el Ciclón en 1995. Esta distinción a este fenómeno de la pluma argenta surgió por la pura casualidad de reencontrarnos, en el cajón de los recuerdos cuervos, con una nota que Soriano alguna vez escribió para que millones de argentinos sepan lo que es ser hincha del Ciclón.

Y esa nota el Gordo la concluye así: “Ahora son las tres de la mañana del lunes en París. Voy a llamar para alquilar una pilcha de moda y un Rolls Royce Silver Shadow, como Carlitos Gardel, ya mismo salgo a incendiar la noche. Que me encuentren borracho en un puente del Sena o en brazos de Margarita Gauthier. ¡Abran cancha, llega un campeón!".

martes, 10 de noviembre de 2009

La Revista del Ciclón 197


Editorial

No todo está perdido, Ciclón

Por Gastón García

“¿Quién dijo que todo está perdido?
No será tan fácil, ya sé que pasa.
No será tan simple como pensaba”.

Fue duro el golpe que recibimos los cuervos el miércoles pasado. Inesperado. Impensado. Increíble. No estaba en los planes de nadie quedar eliminados de la Copa Sudamericana, al menos en esta instancia y como se habían dado las cosas en el partido de ida. No es que se subestimaba al rival, el humildón River uruguayo. Pero con el triunfo logrado en Montevideo (1-0 y con un jugador menos), parecía que el paso a semifinales sería una tarea sencilla de conseguir en el Pedro Bidegain.

Sin embargo, la noche terminó siendo negra. Tan negra como la camiseta alternativa que usó el Ciclón en la mayoría de los partidos de este certamen internacional. Algún cabulero pesimista seguramente se atreverá a decir que eso fue un presagio de lo que podría pasar. Aunque la verdad, ni da para entrar en ese juego. Se perdió y listo. Ahora, a otra cosa mariposa.

Y por suerte los cuervos todavía podemos pensar en otra cosa. Por eso, como dice Fito Paez en su canción: “¿Quién dijo que todo está perdido?” ¡Arriba San Lorenzo! No hay que dejarse caer, porque en el campeonato local aún estamos vivos. Sólo nos separan tres puntos de la cima de la tabla y esta tarde llega a nuestro estadio uno de los dos líderes. Esto es lo lindo del fútbol, que siempre te da revancha y San Lorenzo la tiene hoy, a partir de las cuatro de la tarde contra el Taladro.

“No será tan fácil, ya sé que pasa”, continua cantando Fito. Y los cuervos tenemos miles de interrogantes. ¿Qué hay que mejorar en el juego? Seguro. Volvé Pipi, que te necesitamos urgente. ¿Qué el técnico debe definirse por un esquema? No hay dudas. ¿Qué hay jugadores que cumplieron un ciclo? Está clarísimo y a la vista de todos (mejor ni hacer nombres, para no ser tan duro).

“No será tan simple como pensaba”, sigue el músico de Rosario. Y eso está más que claro. Hay seis equipos que se distancian por tres puntos, muchos un poquito más abajo y todos quieren la gloria. Pero cuándo le fueron simples las cosas a San Lorenzo. Sabemos que siempre en nuestra historia hubo que sufrir para después gozar. Y por qué no ser optimistas y creer que este, también puede ser un presagio.

“Yo vengo a ofrecer mi corazón”, es el título de la canción del flaco Fito Paez. Y eso es lo que tiene que pasar de ahora en más. Los cuervos debemos entregar todo nuestro aliento desde las tribunas, como lo hicimos toda la vida y sobre todo en los malos momentos. Y no hay dudas de que eso va a ocurrir. Por su parte, los jugadores deberán entregar todo en la cancha, como al menos lo vienen haciendo en este campeonato. Como lo hace Rivero cada partido hasta quedar fulminado. Como lo hace Bernie a pesar de sus limitaciones y de lo poco que le permite su estado físico. Como lo hace el Kily, que corre como un pibe.

Si eso pasa, se podrá ganar y estaremos todos muy felices. Y también se podrá perder pero con la frente alta, y de la tribuna se escuchará un aplauso genuino como el del miércoles pasado, a pesar de la inesperada eliminación.

La columna del Hermano Cuervo

Ya nos verán volar

Por Eduardo Bejuk

San Lorenzo provoca envidia hasta por la forma en que se sobrepone de sus tragedias deportivas e institucionales. Estoy tan seguro de eso. De que los demás hinchas, sinceramente, son incapaces de entender cómo transformamos el dolor en optimismo puro; en cómo mutamos inmediatamente, de la decepción al orgullo, con una mínima escala que nos propone la tristeza, la bronca por el objetivo perdido y fiesta postergada.

Eso es parte de la idiosincrasia cuerva: la forma en que reaccionamos no bien sobreviene la malaria. Nos gusta ser héroes desde la tribuna, porque nos sale, porque lo somos, porque levantamos una cancha y un descenso, y redefinimos lo que el “aguante” significa para un hincha de fútbol. El miércoles, como tantas otra veces, una copa nos sirvió su trago amargo y desdeñoso. Ya sé: estos jugadores, al menos, ya demostraron que son capaces de dejar todo en la cancha.

Lástima que jugaron tan mal y con tan poca inteligencia. Cansadísimos, casi sin patear al arco, perdimos la Copa de la forma menos esperada. De nuevo, Simeone y sus extraños planteos (a veces incomprensibles) nos hicieron preguntar cuál es el verdadero Cholo. El campeonato está ahí, todavía, esperando por la reacción final, pidiéndoles a los muchachos la revancha que nos redima.

El miércoles llegué a casa, desgarrado y golpeado (literalmente casi me rompo un pie pateando la bronca contra lo que tuve enfrente), y escribí esto: “En el estupor del desasosiego, todavía hundidos en el pozo del penal malogrado, los Cuervos se levantan furiosos, en bandada, presurosos de reivindicar su plumaje, graznando su pasión a flor de pico, santificados en su martirio de dignidad. Y ahí van los Cuervos, volando su canción de truenos, intactos a pesar de los años y los momentos vividos. Porque para ser de San Lorenzo hay que saber falsificar la propia muerte. Y renacer, fénix de los fénix, desde las cenizas de la ilusión aniquilada. Para ser nosotros, los únicos, ahí en el cielo, donde pertenecemos”. Ya van a ver.

Sobra corazón, falta fútbol


San Lorenzo disputó ante River de Montevideo el peor partido de la temporada y por eso se quedó afuera de la Copa Sudamericana. No se le puede achacar falta de esfuerzo (eso vale destacarse), pero sí hay que decir que el equipo no tuvo ni ideas ni inteligencia para jugar ante un rival que casi no marcó. Para tener chances en el campeonato, los jugadores van a tener que amigarse con la pelota.

Por Jorge Fuentes

Débil y anunciado, el penal de Pablo Pintos terminó siendo la última, y lastimosa, imagen de San Lorenzo en la edición 2009 de la Copa Sudamericana. Sin embargo, luego de asimilar ese terrible e inesperado mazazo, los cuervos dejaron pasar unos segundos para empezar a aplaudir a esos jugadores que tan mal habían jugado un rato antes y que acaban de despedirse tristemente de un torneo que pintaba lindo para el Ciclón.

¿Por qué hubo reconocimiento y gratitud, entonces? Porque los jugadores se lo ganaron, viejo. Esos aplausos del final, espontáneos, sinceros, fueron una muestra de que la gente no come vidrio. Porque a este equipo no hay nada para reclamarle desde el aspecto anímico. Se matan en la cancha, corren hasta el final, festejan cuando ganan y lloran cuando pierden, como se lo pudo ver a Pintos y algún otro por ahí.

Por eso, los hinchas, como hacía rato no ocurría, se sienten identificados con estos jugadores. Y aunque les duela el alma o le peguen patadas a los escalones, como el Hermano Cuervo Eduardo Bejuk, tienen la lucidez para separar peras de manzanas y darse cuenta de que este San Lorenzo está acorde a la historia de la institución. Antes de que a algún vitalicio o simpatizante con varios años de tribuna les agarre un síncope por la afirmación anterior, se aclara: cuando se dice “acorde con la historia” uno se refiere al esfuerzo y al orgullo con el que estos jugadores están defendiendo la azulgrana, no porque dentro de la cancha haya algún Martino, algún Omar Higinio o algún Bambino Veira. ¿Aclarado? Ya está amigo, vuelva a sentarse y siga leyendo…

Decíamos, la gente aplaudió aun en la derrota. Una pena que la mayoría de los medios no lo haya destacado, como sí lo hicieron cuando la gente se expresó en contra de los jugadores que dieron lástima en la pasada Copa Libertadores. Otra aclaración: no se defiende de ninguna manera los escupitajos de Ezeiza, pero sí la expresión de genuino desencanto popular de aquel feo domingo ante Vélez, post eliminación copera…

Y pongan juego…
Hecho el anterior reconocimiento, llegó el turno de hablar de fútbol. Y ahí sí que hay varias íes sin puntos. Porque lo (no) hecho ante River de Uruguay da para alarmarse. En un partido en el que los jugadores tenían tiempo de parar la pelota, ir a comprarse un choripán, comerlo, y volver a tomar el balón sin que nadie se lo haya sacado, resulta inexplicable que San Lorenzo no haya generado ni una jugada de gol, más allá de ese cabezazo de Pintos, luego de un tiro libre. En ese contexto, la ausencia de Leandro Romagnoli (y hasta de Menseguez) se hizo muy notoria. Fue una pena que esto haya ocurrido justo en un partido decisivo, pero bueno, ya está… quelevamoacé.


El Torneo Apertura todavía nos está esperando. Pero para sacar definitivamente la chapa de candidato, San Lorenzo deberá aportarle algo de lucidez futbolística a su enorme corazón. Es cierto que sin el Pipi (¿vuelve contra Independiente?) todo es más complicado, pero aún sin él, este equipo puede y debe jugar mejor.

Faltan siete fechas. 21 puntos. Es bastante. Si el Ciclón pone un poquito más de juego, quizás esos aplausos de agradecimiento se transformen a fin de año en grandes ovaciones. De esas que suelen escucharse de vez en cuando en la esquina de San Juan y Boedo.

Pensando en la vuelta


Sergio Rotman: “Sin la vuelta, seguiremos siendo parias”

La frase es dura pero es lo que realmente siente. Sergio Rotman, uno de los fundadores de Los Fabulosos Cadillacs, cuervo de la cuna, está totalmente involucrado con la vuelta de San Lorenzo a Boedo. Por eso, está a full con la agrupación deboedovengo y trabaja para que algún día se concrete lo que para él debería ser el máximo objetivo de los hinchas del Ciclón.

Por Gastón García

La historia oficial dice que “después de muchas salidas en común, de muchos picados jugados juntos a morir y varios años de amistad”, en 1985, un grupo de amigos crearon Los Fabulosos Cadillacs. Esa banda del Rock Nacional, cuya identidad musical nació por el lado del ska, tuvo siempre en sus adentros un gran sentimiento azulgrana. Es sabido que la voz oficial del grupo, Vicentino, es un verdadero fanático del Ciclón. Pero a falta de uno, hubo otro “cuervo de ley” en esa banda, que se disolvió en 2003 y que se volvió a juntar el año pasado.

Y ese es Sergio Rotman. Saxofonista, de la primera formación del grupo y creador de temas como “Siguiendo la luna”, este integrante de los Cadillacs de tuvo una infancia vinculada a San Lorenzo, al barrio de Boedo y, por supuesto, al Gasómetro de Avenida La Plata. Hoy, dueño de una cabellera enrulada que lo identifica a simple vista en cada uno de los estadios a los que se acerca a alentar al Ciclón, Rotman, que junto a su mujer, Mimi Maura, construyó una maravillosa versión de “Mirala que linda viene…”, está involucrado a full con la agrupación deboedovengo y por eso confiesa que “Volver a Boedo debería ser lo más importante de la agenda de San Lorenzo”. Charlamos con él para esta sección llamada “Pensando en la Vuelta” y esto fue lo que nos dijo…

¿Conociste el Gasómetro, Sergio?
Sí, fui desde 1972 a 1977. Me llevaban a todos los partidos que no fueran “riesgosos”, ¡ja! Ya desde entonces se ve que el clima futbolero era un bardo.


¿Qué recuerdos te quedaron de aquella época?
“¡Proveeduría deportiva tiene de todo. Todo para el deporte en proveeduría deportiiivaaaa!” Preguntale a cualquiera que haya tenido la posibilidad de ir al Gasómetro si no recuerda eso. En serio, una sensación de pertenencia increíble ya que toda mi familia paterna era de Boedo. Ahora donde estamos ¿qué es?, ¿Pompeya?, ¿Bajo Flores? Qué increíble que 29 años después sigamos cantando “soooy de Boedooo”. Entonces, mirá que poderoso era el Gasómetro.


¿Y del estadio que anécdota nos podés contar?
Me llevaba mi tío, ya que mi viejo es de River (¿?) Me sentaba en un asiento que no era mío, sino de un cuervo que había fallecido. Y como en aquellos tiempos no había computadoras, hasta que el club daba de baja una platea pasaban años. Así que me aproveché de eso para ver al Gringo Scotta clavar unos golazos terribles desde un lugar fantástico de la platea del Gasómetro.


¿En qué creés que afectó o perjudicó más la pérdida del estadio en la vida de San Lorenzo?
¡En todo viejo! Eso se llama de-sa-rrai-go. Si quieren entenderlo mejor ingresen a este sitio:
http://www.deboedovengo.com/2009/detalle_noticia.php?id_noticia=967. Más claro, imposible.

¿Creés que la vuelta de San Lorenzo a Avenida La Plata es algo factible de realizar o es sólo una ilusión?
La vuelta es fundamental. Ni factible, ni ilusorio, ¡fundamental! Volver a Boedo debería ser lo más importante de la agenda de San Lorenzo.


Se están comprando muchas propiedades en la zona aledaña a la sede del club. ¿Te parece que sea un camino a seguir para alcanzar el máximo sueño o son cosas que van por separado?
Me parece un paso importante pero creo que aparte de la compra de propiedades, la vuelta debe ser una razón de estado para quien gobierne el CASLA. Sin la vuelta seguiremos siendo parias para siempre.


¿Qué opina de las actividades que realizan agrupaciones como la Subcomisión del Hincha, deboedovengo, o casos particulares como el de Viggo, que donó plata para comprar una propiedad?
Todo lo que esté referido a la vuelta me parece clave. Lo de Viggo es importantísimo por la claridad y la transparencia de su acto. Y me parece que el proyecto La Gloriosa de deboedovengo es lo más atinado y el camino a seguir.


¿Cuál creés que es el principal obstáculo para que San Lorenzo pueda concretar la vuelta al barrio?
El desgano que muestran los sucesivos gobiernos de San Lorenzo hacia el tema. Si la preocupación no baja de ellos, todo será muy difícil.


Por lo que nos decís, ¿no ves un gran compromiso del club en el tema?
No, para nada. No creo que estén comprometidos con la vuelta, pero básicamente por que no lo ven como algo posible o importante. Es extraño, porque en todas las plataformas políticas que se presentaron en las anteriores elecciones estaba la Vuelta a Boedo como algo trascendente. ¡Hasta Miele dijo que quería volver a Boedo!


¿Y en qué creés que se beneficiaría San Lorenzo volviendo a Boedo?
Fundamentalmente volver a ser quiénes fuimos. Aparte la zona en la que estamos ahora impide actividades para lograr un crecimiento serio del club. Como le metés en la cabeza a un pibe de San Lorenzo amor por el barrio y los colores, si lo mandas a practicar a una ex laguna de Pompeya…


Si el impedimento para que se vuelva a Boedo fuese el factor económico, ¿colaborarías?
Aportaría lo que sea. ¡Hay que volver!

Entrevista a Claudio Marasco


“El secreto de aquel equipo fue la gente”

A 27 años del ascenso de la Primera B, Claudio Marasco posa con la remera de MuMu y cuenta que le ofrecieron mucha plata por la casaca pero que no la vende por nada del mundo. Cuervo hasta la médula, el Chapulín fue el talento juvenil de aquella formación, al punto que la gente iba más temprano para verlo en Reserva. Hoy dirige a la Sexta de Almirante Brown.

Por Fernando Fuentes

Si en River la gente no comía para ver a Walter Gómez, en San Lorenzo también hubo muchos que salteaban el almuerzo para observar en Reserva a Claudio Marasco. El Chapulín, sencillamente, la descosía. Descolló en el viejo torneo de Proyección 86, donde conformaba una dupla tremenda con Claudio Pérez, otro que la movía lindo. El Chapu, en esa época, era peso pluma, rapidísimo y sabía de memoria el manual del potrero. Era un gambeteador empedernido y, pese a su contextura frágil, se bancaba las murras y el juego brusco. Por algo lo puso el Toto Lorenzo en ese torneo de 1982, cuando andaba por los 17 años. A 27 años de aquel 6 de noviembre, cuando el Ciclón consumó el ascenso ante El Porvenir, el ex delantero se prestó con alegría a la charla con La Revista del Ciclón.

¿Qué recuerdos tenés de esa época?
Fue una época de enorme tristeza por el descenso y una alegría después con el ascenso. Fijate que nos tuvieron que echar de la cancha de Vélez porque todos los que vivían cerca se hacían de San Lorenzo.


¿Cómo era la previa de los partidos?
Mirá, yo era un pibe de Sexta. A mí me vio el Toto Lorenzo en una práctica y me subió a Primera. Los más grandes, como Quinteros y el Gorrión López, me decían ‘viví esto pibe, nosotros a tu edad no lo pudimos vivir’.


En tu caso fue especial porque además sos hincha.
Y sí… Sacando a mi familia y a mi hijo, fue la satisfacción más grande que me dio la vida. Aparte, toda mi familia es fanática de San Lorenzo; por eso, ascender y quedar en la historia del club es muy gratificante.


¿Cómo se fue dando tu llegada a Primera?
Cuando (Ángel) Román me dijo que me quería ver Lorenzo, yo pensaba que era una joda. En mi categoría yo era suplente de un chico que se llamaba Velázquez. Ahí, el Toto me dijo ‘cámbiese que lo quiero ver’. Imaginate, yo temblaba. Me puso para los suplentes y me marcó el Gorrión López, y ese día me salieron todas. Lorenzo paró la práctica y les dijo a los titulares ‘¿por qué no le pegan una patada a este pendejo de mierda?’


¿Y el debut?
Fui como número 17. Contra Gimnasia y Esgrima en cancha de Ferro. No me olvido más la concentración en el hotel Escorial. De desayunar mate cocido y pan a comer jamón crudo con melón, y que te atiendan… Ese día Rinaldi se levantó con fiebre y entré faltando un minuto. Íbamos 1 a 1. Y me hicieron el penal.


¿Cuál fue el secreto de ese equipo?
Yo creo que la gente, el aliento. Nadie nos ayudó. No era fácil: los equipos eran duros, no teníamos cancha, teníamos que alquilar. Por un lado fue una desgracia el descenso y por el otro, se benefició porque volvió mucha gente a la cancha.


¿Por qué no seguiste en Boedo?
Pasó que hubo cambio de técnico y el Bambino Veira no me tuvo en cuenta. Trajeron un par de delanteros (Navarro y Bueno) y no me bancaron como me deberían haber bancado. Me dieron a préstamo a Chacarita y luego a Lanús.


Sabés que la gente se emociona con la camiseta de MuMu…
Sí, sí. Pasa que se usó poco. Mirá, yo no hice plata con el fútbol, en San Lorenzo no tenía sueldo y con el ascenso me pude comprar un Fiat 600, me acuerdo que vino el Flaco Cousillas, que era el capitán, y me dio la plata. Un día fui a la cancha con esta remera y me la quisieron comprar, pero es un recuerdo inolvidable y no la voy a vender nunca, a pesar de que necesitaba la plata. Es parte de mi vida, la usé yo ¿viste?


Ya pasaron 27 años, Chapu.
Sí… espero que la gente no se olvide de este equipo. No tengo nada contra Los Matadores, es más, mucho son mis ídolos, pero nosotros pusimos el pecho en una situación muy difícil y a veces se olvidan de eso. Nunca recibimos una invitación para algún acto oficial y eso a nosotros nos duele.


¿En qué andás?
Hace dos años que estoy dirigiendo a la Sexta de Almirante Brown. El club me abrió las puertas y hay muy buenos valores. El anhelo es trabajar en el club donde te iniciaste, me gusta trabajar con los chicos. Me duele no haber tenido la chance de dirigir en San Lorenzo.

Que 50 años no es nada


Un día como hoy, pero de 1959, San Lorenzo daba la vuelta en el Viejo Gasómetro con Huracán como espectador de lujo. Bajo una lluvia hermosa, el Ciclón le ganó 6 a 3 al Globito y coronó los festejos por el título. Medio siglo después, lo seguimos festejando…

Por Fernando Fuentes

El tiempo pasa, inapelable. Sobrevienen los achaques, se ensanchan las arrugas, se nos tizna la cabellera con esa pigmentación blancuzca. Claro, a nosotros, los mortales, los hombres comunes. Los ídolos, en cambio, permanecen inmortalizados dentro del campo de juego. El Nene Sanfilippo, por ejemplo, siempre está ahí, donde ahora está Romeo; Omar Higinio García la mata de pecho y la duerme en el almohadón que tiene en su botín; Facundo sigue rompiendo redes con ese misil con forma de empeine; y así podríamos seguir con cada uno de los héroes de aquel equipazo de 1959. ¡Si hasta las butacas acolchadas del banco de suplentes le calzan justo a José Barreiro!

A 50 años de ese título supremo, el recuerdo estremece y cobra vigencia. Carrillo; Cancino e Iñigo; Martina, Reynoso y Schiro; Ruiz, Facundo, García, Sanfilippo y Boggio. Apellidos que enfilaron derechito al Olimpo que cobija a los próceres azulgranas. El conjunto timoneado por Pepe Barreiro había salido campeón el 1 de noviembre ante Ferro, pese a perder 3 a 0. La bondad del fixture quiso que la gran fiesta tuviera un invitado de lujo: Huracán. El Globo, pobre, se vistió con lo que pudo, nunca le alcanzó para el smoking y terminó comiéndose seis pepas. Al menos, como para ser un poco más dignos, metieron tres. Bien ahí…

No importó la desfavorable condición climática. Llovió los días previos y llovió ese mismo día. Pero, se sabe, que mayormente el agua transfiere bendición. Para un Santo, es el escenario ideal. Ahí los vemos dando la vuelta olímpica, la tercera a nivel profesional, de 13 en 13 (‘33, ‘46 y ‘59) y luego la clásica exhibición ante Huracán. Viene todo tan redondito, que Boggio metió el gol número 2000 del Ciclón en la Era rentada. Perlas y más perlas…

El equipo del ’59 terminó primero con 45, a siete unidades de Racing. Ganó 21 partidos, empató tres y perdió en seis ocasiones. Metió 75 goles (31 de Sanfilippo, goleador absoluto del certamen) y le encajaron 42. La delantera, esa que recitamos de memoria (Facundo, Ruiz, García, Sanfilippo y Boggio), fue convocada de manera íntegra al seleccionado nacional que disputó el Sudamericano de Ecuador. Los llamaron “Los Cinco Pistoleros”.

“Ese equipo era muy bueno, tenía jugadores brillantes. Arrancamos mal pero fuimos creciendo y dimos vuelta muchos resultados”, aporta Omar Higinio. Cuando entraba al Viejo Gasómetro, me emocionaba. Siempre se jugaba a cancha llena”, describe Schiro.

“Fue muy duro el partido contra Boca, faltaban 10 minutos y metí el único gol. A partir de allí nos enfilamos hacia el título”, se complace en narrar el potente Facundo.

Un día como hoy, hermanos Cuervos, la dicha nos tocó con su varita. Se cumplen las bodas de oro de un equipo dorado. No son alucinaciones, son ellos. Fijate bien, están precalentando para entrar una vez más al campo que habitan de por vida.

Pasaron ya 50 años. También nos creció la panza y hay que hacerse amigo de las pastillas contra la presión. A nosotros, claro. A ellos no. Son héroes de tu abuelo, de tu viejo, de tu tío y también de los que no los vieron jugar de manera presencial. Tranquilo, no estás loco. Empieza el partido, se la toca Sanfilippo a Omar Higinio, 50 años después.