Por Eduardo Bejuk
Clásicos del cine nacional
Vos vas a ver Batman al cine. Y en la película, el Guasón se aparece con 500 secuaces, tres tanques último modelo, un dirigible que lanza gas hilarante y Batman, encima, ese día se levantó engripado. Pero, seamos sinceros: ¿a alguien se le ocurre que el Guasón puede llegar a ganar?
Bienvenidos al clásico de barrio, señoras y señores. Remozado, renovado, casi inédito. Porque ellos, esta vez, se encuentran en el medio de la gran paradoja existencial: si siempre se juegan la “final del mundo” contra San Lorenzo, hoy se jugarán, simplemente, la “final del Clausura 2009”.
Paradoja: parece menos, y es mucho más. Porque lo de “final” no es una metáfora, como tantas veces. Es una final en serio, en toda su expresión. Para nosotros, gracias a la decepcionante labor de nuestros jugadores, al pésimo semestre que nos brindaron con tanto esmero, no hay final, ni nada. Hay una cuenta pendiente con la gente, que un triunfo no alcanzará a saldar. Jugadores poco (o nada) identificados con el hincha, ¿saldrán a jugar con la adrenalina que requiere la ocasión?
Mientras esperamos nuevos aires (limpieza de plantel, llegada de algún refuerzo esperanzador, ciclo Simeone desde cero), asistimos a la definición del torneo con una mirada nostálgica. Pero yo sé. Hoy, en nuestro salón de fiestas oficial de la calle Brandsen, encaramados a nuestro orgullo, a la historia, a los colores, ensayaremos la sonrisa que nos hizo leyenda. Y ya tendremos la garganta enrojecida de tanto carnaval cuando, desde el césped, algún jugador de San Lorenzo se acuerde de nuestra historia. En las películas, el epílogo queda escrito de antemano. Acá, el final está abierto, como hace mucho no pasaba. Pero mejor, Hermano Cuervo, mejor: cuando es así, ganar debe ser más lindo, ¿no?
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