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jueves, 18 de noviembre de 2010

Torneo Apertura

Duele verte así, Ciclón

(Nota de la edición impresa Nº 208)


San Lorenzo está realizando una campaña tan triste como lógica. A pesar de un inicio esperanzador, la pobreza del plantel que conduce Ramón Díaz se fue haciendo más evidente con el correr de las fechas. De aquí al final habría que darle cabida a algunos pibes del club. Y en 2011 no se puede fallar en los refuerzos. De lo contrario, la situación dejará de ser preocupante y pasará a ser peligrosa.


por Jorge Fuentes


Duele ver a San Lorenzo. En los ojos, porque lo que ofrece el equipo dentro de la cancha es de una fealdad pocas veces vista. Y también en el alma, lo que es peor, porque la pobreza que hoy exhibe el Ciclón sólo provoca desconsuelo y desilusión. En esta revista, que ya lleva once años ininterrumpidos junto a los cuervos en la previa de cada partido en el Pedro Bidegain, se ha escrito infinidad de veces que lo único que pide el hincha es que los jugadores que tengan la fortuna de salir a la cancha con la azulgrana adherida en la piel respeten a la gente y a la historia del club. Los cuervos no exigen ni campeonatos ni fútbol exquisito. Si eso llega, mucho mejor, claro. Pero se conforman con ver un equipo que deje el alma en la cancha, más allá de falencias y errores. Que los camboyanos de fines de los 80 sean tan queridos es una prueba contundente a lo expuesto anteriormente. Ese grupo de jugadores no ganó ningún título, sin embargo quedó en el corazón de la hinchada. Difícilmente ocurra eso con algún integrante de este plantel. Con la excepción, claro, de Romagnoli, por su esfuerzo a pesar de estar muy disminuido físicamente y por haber integrado aquel inolvidable equipo del Ingeniero Pellegrini, y de Diego Rivero y Jonathan Bottinelli, unos cuantos escalones por debajo del Pipi, por su participación en la obtención del Clausura 2007. Es que este San Lorenzo no contagia absolutamente nada. A esta altura, ya no genera ni bronca. Sólo resignación al saber que no se puede esperar más que pelotazos y algún gol luego de una pelota parada. Ni siquiera puede superar a rivales claramente inferiores, como Huracán, o repleto de suplentes, como Independiente. Poco puede esperarse, entonces, si enfrenta a un equipo que tenga un par de buenos jugadores en el medio y algún ligerito arriba, como el caso de Argentinos, el domingo pasado. Con la triste realidad delante de nuestras narices, uno no puede creer cómo fue que San Lorenzo llegó a ser el único puntero luego de la fecha 7. Firmeza en el fondo, orden en el medio, un par de testazos de Balsas y la presencia goleadora de ¡Tula! fueron los argumentos emitidos en aquel momento. Ahora, nada de eso queda. O sí: Tula sigue siendo la máxima esperanza de gol que tenemos los cuervos.

Pensando en 2011


Sin chances de pelear por el título ni de ingresar a la Copa Libertadores 2011, San Lorenzo encara los últimos cinco encuentros del año con el modesto objetivo de “terminar lo más arriba posible”. Quizás tengamos alguna alegría esta tarde, si le ganamos a un equipo que juega con la camiseta de River pero que no se parece en nada al River que nos hacía sufrir hace unos años. De todos modos, un triunfo ante los de Núñez no alcanza para maquillar la mala imagen que ofreció el Ciclón durante esta temporada (y la anterior, también). Mientras los candidatos políticos se pelean por ver quién es el que más obras promete o el que pinta más rápido una pared, San Lorenzo regala prestigio adentro de la cancha. Sería bueno que la agrupación que gane en diciembre proponga un proyecto serio en las Divisiones Inferiores, para que los juveniles tengan la chance de mostrarse en Primera para, al menos, comprobar si tienen condiciones o hay que dejarlos libres. Nunca vamos a saberlo si Luna juega en lugar de

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