Por Jorge Fuentes
Todo tiene un final...
Se va nomás. Se hizo largo y tedioso, pero este semestre, uno de los peores en la historia de San Lorenzo, al fin, termina esta tarde. Las causas y las razones de esta decepcionante actuación del Ciclón ya fueron analizadas y desmenuzadas reiteradas veces en estas páginas. Ya se habló de los jugadores sin alma, de los planteos insólitamente mezquinos de Miguel Russo en los partidos en los que se jugaba la permanencia en la Copa, de la mano blanda de la dirigencia a la hora de poner en vereda a algunos futbolistas descarriados, campeones para negociar premios y primas, pero con nivel de descenso directo a la hora de correr detrás de la pelotita.
No vamos a redundar sobre eso ahora. Sólo queremos expresar el deseo de que este penoso desenlace de torneo coincida con el fin de todas esas cosas feas arriba mencionadas y que ningún cuervo quiere volver a padecer.
¿Se puede ser optimista de cara al torneo que viene? Y… no nos queda otra. La fe es algo inherente a todo hincha de San Lorenzo que se precie de tal. Igual es difícil, eh. Este plantel se ha ganado un desprecio tan grande que con solo ver la cara de alguno de sus integrantes el hincha ya empieza a ser invadido por el pesimismo. Pero habrá que confiar.
Diego Simeone ya comenzó con la limpieza y, a pesar de que parece que quiere insistir con algunos de los jugadores que ya parecen haber cumplido su ciclo en el club hace rato, eso puede ser el comienzo de una historia que tenga un final bastante más feliz al de ésta que terminará esta tarde apenas finalice el partido ante Argentinos Juniors. El Cholo, además, también se juega mucho. El último puesto con River en el torneo pasado es una mancha muy grande en el currículum de un DT al que muchos le avizoran futuro europeo y de Selección.
Por eso, Simeone, sabe que en el próximo semestre no puede permitirse otro fracaso estrepitoso que lo haga retroceder unos cuantos kilómetros en su promisoria carrera como entrenador que, en poco tiempo, ya cuenta con tres títulos (sacó campeón a Estudiantes y River y salvó del descenso a Racing). Si él confía en algunos futbolistas que tienen cero crédito con los hinchas es su responsabilidad. Es el caso de Adrián González, Agustín Orión o Andrés Silvera, tres personas no gratas para la hinchada pero que el DT considera que puede recuperar.
Y ya que nombramos a algunos jugadores, es justo cerrar con un reconocimiento a Sebastián Méndez, el prototipo de futbolista que todo hincha quiere para su equipo. “Yo no quiero robarle plata a San Lorenzo”, dijo antes de anunciar que se va a ir del club. El Gallego, conciente de que su físico ya no le responde como él desea, decidió partir. Y lo hace con dignidad, de la misma manera con la que defendió la camiseta del Ciclón cada vez que le tocó hacerlo. Chau y gracias, Gallego.
Se va nomás. Este semestre nefasto termina hoy. Ojalá que a fin de año no tengamos que volver escribir una nota como ésta.
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