Por Jorge Fuentes
Fue un gusto, Santiago
El Indiecito Solari, que seguramente jugará hoy su último partido con la camiseta del Ciclón, fue el único “refuerzo” que estuvo a la altura de la historia de San Lorenzo. A pesar de estar lejos de su época de esplendor ofreció flashes de su enorme categoría y fue el mejor en los clásicos y en las finales. Además, se comportó como un verdadero profesional y jamás le faltó el respeto a la gente. Tuvo un digno paso por el club.
No resulta sencillo encontrar cosas positivas en los últimos doce meses de vida del Ciclón. Un campeonato que estaba en el bolsillo y que se fue inexplicablemente, una participación indecorosa en la Libertadores y un pobrísimo Torneo Clausura conforman un cóctel que para los hinchas de San Lorenzo aún es imposible de digerir.
El Indiecito Solari, que seguramente jugará hoy su último partido con la camiseta del Ciclón, fue el único “refuerzo” que estuvo a la altura de la historia de San Lorenzo. A pesar de estar lejos de su época de esplendor ofreció flashes de su enorme categoría y fue el mejor en los clásicos y en las finales. Además, se comportó como un verdadero profesional y jamás le faltó el respeto a la gente. Tuvo un digno paso por el club.
No resulta sencillo encontrar cosas positivas en los últimos doce meses de vida del Ciclón. Un campeonato que estaba en el bolsillo y que se fue inexplicablemente, una participación indecorosa en la Libertadores y un pobrísimo Torneo Clausura conforman un cóctel que para los hinchas de San Lorenzo aún es imposible de digerir.
Los jugadores no fueron los únicos culpables de este penoso presente, pero sí los que cargan con un mayor grado de responsabilidad. Más allá del subterráneo nivel futbolístico que mostró la mayoría, lo que más afectó a la gente fue la falta de compromiso para defender la camiseta azulgrana, lo que provocó el quiebre definitivo entre varios integrantes del plantel y los hinchas. Ya se ha hablado bastante de eso en estas páginas. Pero vale la pena realizar un acto de justicia y excluir a Santiago Solari de la lista de indeseables. Es verdad que el Indiecito, de 33 años, no fue el mismo que aquel que surgió explosivamente en River en 1996 y que realizó una brillante carrera en Europa, pero igual pudo mostrar parte de su categoría cuando su castigado físico se lo permitió.
Los mejores momentos de Solari en San Lorenzo se vieron, paradójicamente, en los peores momentos del Ciclón. La rompió en la final ante Tigre y, especialmente, ante Boca, cuando la mayoría de sus compañeros estaban más preocupados por pegar y pelearse que por jugar. Fue el único que intentó ir hacia adelante ante San Luis de Potosí, a pesar de que Russo, inexplicablemente, lo sacó en el entretiempo. Y en los clásicos, esos partidos en los que “hay que poner algo más”, siempre fue el más destacado. Ante Huracán, por caso, fue el único que pretendió hacer algo más que pegarle para arriba y tirar centros para nadie…
Fuera de la cancha, lo de Solari también merece destacarse. Jamás le faltó el respeto a la gente ni realizó declaraciones que pudieran herir a los hinchas. Se podrá decir que es (era) uno de los jugadores mejores pagos del club (y del fútbol argentino) y que ese comportamiento es el que tiene que tener cualquier profesional, pero, lamentablemente, en San Lorenzo sabemos que no abundan las buenas conductas…
Santiago Solari pasó por San Lorenzo. No dejó ningún título ni actuaciones memorables. Pero lo hizo con dignidad y sin guardarse nada. Y en estos tiempos, eso no es poco…
No hay comentarios:
Publicar un comentario