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jueves, 2 de septiembre de 2010

Editorial (Revista 210)


ENTRE IR A VOTAR Y ROMPER EL CARNET

por Gastón García

En la elección de 2007 fueron a votar 4187 socios, apenas un 29 por ciento del padrón habilitado para ese acto eleccionario. Esos números son muy insignificantes para un club como San Lorenzo, que tiene alrededor de cuatro millones de hinchas en todo el país.

Luego del campeonato perdido (o regalado) en ese triangular “turbio” de 2008, muchos cuervos quedaron con el corazón partido. Es más, uno pudo escuchar varios casos de socios que rompieron su carné social y abandonaron al Ciclón por no poder tolerar aquella situación. Al día de hoy, algunos de esos cuervos siguen, increíblemente, sin pisar el club.

El dolor de esos hinchas, que se sintieron traicionados por sus dirigentes, lo podríamos catalogar como entendible. Pero la actitud de romper el carné no es para nada justificable. De ninguna manera se puede aceptar que un hincha haga eso y se olvide del club que ama. Esa acción, impulsiva, es como traicionarse a uno mismo, a sus sentimientos y a su primer amor.

San Lorenzo ha sufrido cosas mucho más angustiantes que perder o “regalar” un campeonato. ¿Qué hubiera pasado con el club si cada cuervo hubiera roto su carné cuando nos robaron el Gasómetro? ¿O si hubiésemos descuidado el sentimiento cuando nos fuimos al descenso? De haber actuado así, hoy tendríamos menos socios que Atlas antes de hacerse famoso por el programa de televisión.

Por suerte, el 99,9 por ciento de los hinchas de San Lorenzo, gloriosos, siempre supieron levantarse y levantar a al club hasta en los peores momentos de su centenaria historia. Aunque decir “por suerte” es un gravísimo error. El cuervo de verdad, jamás le dio la espalda a San Lorenzo porque es pasional. Porque sabe que ser del Ciclón es una herencia arraigada de padres y abuelos. Es sentirse parte de esa historia del Padre Lorenzo, de los hermanos Monti, de los Carasucias, de los Matadores y de los Camboyanos. O como alguna vez expresó Osvaldo Soriano, “ser de San Lorenzo es un interminable sobresalto, una carga que se arrastra en la vida con tanto desconcierto y orgullo como la de ser argentino”. Por todas estas cosas, jamás podremos comprender que un cuervo haya roto su carné. Por más campeonato que se haya perdido, o vendido, como muchos piensan.

La mejor forma de remar contra la corriente es comprometiéndose con el club. Y comprometerse significa participar. Algunos se quejaron contra agrupaciones como la Subcomisión del Hincha o De Boedo Vengo porque quebraron esa filosofía de no entrar en el juego político. Ahora bien, si esos sanlorencistas que se juntaron a través de un sitio de Internet o bien los de la Subcomisión no se comprometen y no participan en la vida del club, ¿quién lo hara?

Bienvenidos todos los sanlorencistas que dispongan de su tiempo para pensar y proyectar por el futuro del Ciclón. Sean de la agrupación que sean, mientras piensen por un San Lorenzo mejor es radicalmente positivo. Porque el solo hecho de pagar la cuotita social no da méritos para quejarse y patalear ante una situación adversa. En la última elección de Rosario Central fueron a votar más de 12 mil socios. Fue un número histórico para el club rosarino. ¿Hay que irse a la B para reaccionar?

Hermanos cuervos, en diciembre, probablemente el 12, habrá elecciones en San Lorenzo. Ese, debe ser el partido más importante para los hinchas en lo que resta del año. Hay que ir a votar. No importa a quién. Cada socio tiene bien ganado su derecho a elegir al candidato que más le plazca. Pero lo que sí es seguro, es que hay que votar. Y esos que alguna vez rompieron su carné, todavía están a tiempo de regresar a su gran amor.

Si no lo hacen, probablemente jamás hayan entendido ese “interminable sobresalto”, que significa ser hincha del Ciclón.

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