El
grito soñado
Pablo
Lanseros es El pibe de la foto que ilustra esta nota y la portada de
esta edición de La Revista del Ciclón. En estas páginas, te contamos su
historia, digna de un verdadero Cuervo de Ley.
(Nota de la edición empresa Nro. 240)

Después de asegurarse su presencia en el clásico, la dupla Lanseros pide permiso para ingresar al estadio. Ya dentro del templo de Avenida La Plata, El pibe de la foto –desde ahora lo llamaremos así- se mete en el campo de juego. Emplichado como un mini jugador de fútbol, corre detrás de una pelota por toda la cancha. La patea, la va a buscar, la vuelve a patear... De repente, encara hacia el arco que le da la espalda a la cabecera donde suele ubicarse la hinchada azulgrana. Ahí va el pequeño Lanseros, detrás de esa número cinco y con esa ilusión de hacer hacer un gol en la cancha del equipo que es hincha, ¡y que desde muy chiquito le enseñaron a querer!
El padre, lo observa, baboso, desde los tablones. Lo disfruta. Se relame orgulloso y piensa: “Este salió a mí, carajo”. Mientras tanto, El pibe de la foto sigue su corrida hacia el arco. Una corrida que parece eterna. Que será eterna. Mientras el chiquilín avanza, Carlos pone el zoom de su cámara de fotos al máximo. Pablo avanza y Carlos apunta. Y en el preciso instante que su hijo está por hacer el gol, dispara la Olimpikus. Carlos sabe, intuye, que ha registrado una gran imagen.
Después, ambos volverán a su casa, caminando (porque son del barrio), para almorzar con la familia. Unas horas más tarde, tendrán que regresar al Wembley Porteño, pero esta vez para alentar a San Lorenzo. El partido terminará igualado y sin goles. Las crónicas de los diarios del día siguiente dirán que fue una tarde pálida y que Mario Rizzi erró un penal. En el tiempo, ese partido será recordado como el último jugado en el viejo estadio de madera. Sin embargo, la historia de El pibe de la foto no terminará ahí…
En
el baúl de los recuerdos
La foto, la de Pablito corriendo detrás de una pelota hacia el arco de Avenida La Plata fue a parar al baúl de los recuerdos de la familia Lanseros. En ese lugar permaneció durante mucho tiempo, escondida entre otros objetos de la familia. Triste y humillada. Como no queriendo salir, avergonzada por aquel atropello cometido por la nefasta dictadura militar a finales de la década del setenta. Hasta que un día, salió…
Esa
foto es mía…
El
pibe de la foto crecía
y su pasión por San Lorenzo se incrementaba. Cuando era adolescente, y la infancia
le quedaba atrás, se volvió a cruzar con esa imagen, que lo documentaba a él corriendo
detrás de una pelota en el ya desaparecido estadio de Boedo. Tenía alrededor de
18 años cuando entendió que esa fotografía le correspondía y tomó la decisión
de apropiársela para sus objetos personales. Desde ese entonces, jamás se la
pudieron quitar.
Un
orgullo personal
En noviembre de 2012, días antes de que se vote positivamente la Ley de Restitución Histórica, Pablo consideró que había llegado el momento de compartir su “tesoro más preciado”. Publicó la imagen “más importante” de su vida en la red social Facebook y le chapeó al pueblo azulgrana, orgulloso, que él era El pibe de la foto. Luego llegarían los Me gusta, de a decenas. Los comentarios –elogios- eran, y son, de todo tipo. Hasta que un día, esa foto se convirtió en un banner para convocar a los cuervos a comprar metros cuadrados. “Eso me superó”, aseguró el protagonista de esta linda historia.
Y otro día, esa imagen, la de El pibe de la foto, se convirtió en la tapa de La Revista del Ciclón, esta que vos ahora tenés en tus manos. Esa revistita que Pablo se acostumbró a guardar en el bolsillo, cada vez que va a alentar al Ciclón al Nuevo Gasómetro. Esa revista que, dentro de unos años, quizás en 2016, o cuando el nuevo estadio esté levantado, lucirá en su portada la imagen de un ya veterano Pablo Lanseros, corriendo hacia el arco que le da la espalda a Avenida La Plata, a punto de concretar ese postergado "grito soñado".
Algunos comentarios que recibió
la foto:
Sofia Bourdon: “Uf, lo que daría
por tener una foto así. Muy buena, espectacular”.
Luciano Javier Fryszberg: “¡Qué
envidia! Por Dios!”.
Jorge Fernández: “Se me piantó un
lagrimón cuando vi esta foto. La imagen de las tribunas, el pasto, la red, el
arco, el cartel de publicidad, el gol del nene que ya llega… Falta poco para
que el lagrimón se convierta en un llanto inmenso de alegría”.
Fernando Arauz: “No veo la hora
de ver una foto tuya, símil a esa, pero actual. ¡Vamos Lanseros!”.
José Greco: “En esa esquina o
codo, nos juntábamos la barra de Avelino Díaz y Beauchef, todos: desde el
maestro Requena, los hermanos Forlenza, Osvaldito, Miguel Ángel, Mario,
Luisito, el Tarta, Roberto, Toni, el Gallego, Canini... En esa esquina
estrenamos una bandera de 30 metros que hicimos y fue justo el día que diluvió
en un partido con Independiente y se suspendió a los 10 minutos. Ya muchos no
están, pero desde algún lugar lo estarán disfrutando como nosotros.
Felicitaciones, Pablo”.
Por Pablo Lanseros
“Es la foto más linda de mi vida,
sé que jamás tendré una mejor. Esa imagen es mi tesoro, mi orgullo. Y para mi
viejo es como un gran trofeo, la mejor foto que sacó en su vida. Cuando la
compartí recibió muchos comentarios, todos muy emotivos, pero lo que más me
movilizó fue cuando fue usada como banner para que la gente compre metros
cuadrados. Eso fue increíble. Un cuervo de Santa Fe me escribió “Me puse la
foto de perfil, la imprimí y me hice un cuadro que tengo colgado en mi
habitación”. Una locura total. Ahora sueño con ser yo quien lleve a mi viejo a
Avenida La Plata, como lo hizo él cuando yo era chico. Quiero que el estadio se
llame Lorenzo Massa, que se inaugure el 7 de mayo de 2016 y que lo venga a
bendecir el Papa. Solo le pido al hincha que compre los metros cuadrados y sea
parte de la refundación de San Lorenzo”.
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