Con apenas 32 años, Matías Lammens coronó uno de los sueños más
anhelados de su vida: ser Presidente de
San Lorenzo de Almagro, el club de sus amores. Junto a Marcelo Tinelli, y un
grupo de gente en la que confió, buscará recuperar al club y que los tiempos de
vacas flacas queden en el pasado. ¡Éxitos, Matías!
por Gastón García
Sin dudas, cuando fue elegido porla Asamblea Extraordinaria
de socios, tras la renuncia de la anterior Comisión Directiva, a Matías Lammens
se le vinieron encima todos esos sueños que siempre lo desvelaron cuando se
imaginaba siendo el presidente de San Lorenzo. Sin embargo, en su interior,
sentía que la alegría no sería completa sin tener el respaldo de los socios.
Por eso, los 6.536 votos que recibió su lista en las elecciones del pasado
sábado, le dieron al flamante presidente azulgrana la tranquilidad esperada.
Ahora, junto a su gente, con Marcelo Tinelli entre ellos, buscará ordenar un
club que hasta no hace mucho estuvo en llamas. ¡Ojalá lo pueda lograr!
Sin dudas, cuando fue elegido por
Ahora que fuiste legitimado por
los socios, ¿se te cumplió un sueño?
Uno cuando era chico siempre soñó
con ser jugador de fútbol para defender la camiseta de San Lorenzo. Pero cuando
te das cuenta de que las cualidades futbolísticas no te van a dar esa
posibilidad, pasás a soñar otras cosas, como ser Presidente y dirigir el club
que amás. Ahora, siento que tengo una gran responsabilidad de devolverle al
socio la confianza que nos dio con sus votos.
¿Qué balance hacés de las elecciones?
Muy bueno. La
gente está involucrada y fue a votar, nos llena de orgullo que más de 6.000
personas nos hayan depositado su confianza y nos obliga aun más.
¿Por qué creés que la gente los apoyó en forma tan masiva?
Porque vieron que le dimos una normalidad a una institución
que la necesitaba. Estamos muy contentos con la gestión que venimos haciendo,
hacemos un balance positivo. De todos modos, falta mucho, tenemos que seguir,
esto nos llena de confianza y fuerza, y contamos muchas ganas de seguir
trabajando por San Lorenzo.
Hace más de un mes tomaste las riendas del club. ¿Estás
conforme con lo realizado hasta ahora?
Hemos logrado cosas realmente importantes. Poner a San
Lorenzo de pie es lo primordial. Dejamos de salir en la tapa de los diarios, revistas,
canales de televisión como un club dónde todo desembocaba en un escándalo. Se
ha trabajado y se hizo un club donde hoy reina el orden, se cumplen las
obligaciones, donde los jugadores quieren jugar, los empleados y el plantel
profesional están al día, y Agremiados ha cobrado las deudas de todos los futbolistas.
Fue maravilloso el trabajo en todo este tiempo. Ahora, seguiremos por ese
camino.
¿Es muy complicada la situación que atraviesa el club?
Bastante. San Lorenzo tiene una deuda de 170 millones de
pesos. Nuestro objetivo es sanear eso, sin olvidar que la situación deportiva
es apremiante, ya que hay que sumar 60 puntos entre el Inicial y el Final.
La gente se sorprendió al verte
en la tribuna de Tigre…
A mi me sorprende que se
sorprendan, valga la redundancia, de que un presidente vaya a la popular. Toda
mi vida fui a la tribuna, es algo que me encanta y que mientras pueda lo voy a
seguir haciendo. Tengo muchos amigos que van a la popular y no tengo por qué
dejar de ver el partido con ellos.
¿Es una forma de estar cerca de los hinchas, también?
Por su puesto. El contacto con la
gente es clave, es importante saber el estado de ánimo de los socios e hinchas
que van a la cancha. Ahí, en la popular, te das cuenta de las necesidades de la
gente.
¿Van a convocar a la oposición?
Por supuesto. Queremos convocar a Pablo Albanesi y a Claudio
De Simone a trabajar por San Lorenzo. Hoy es un punto de partida, un punto de
inflexión y hay que poner a San Lorenzo por encima de los nombres propios.
¿Qué le dirías al hincha de San
Lorenzo de cara a lo que viene?
Que estamos convencidos de que San Lorenzo
va a volver a ser el de siempre, uno de los mejores del mundo, porque se ha
formado una Comisión Directiva muy capaz. Vamos a hacer lo imposible día a día
para sacar a San Lorenzo de una situación en la que nunca mereció estar.
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