¿Alguien pensó que por el solo hecho de haber cambiado algunos jugadores Caruso cambiaría su esencia? ¿Que de golpe iba jugar con tres puntas y un enganche? ¿Que su San Lorenzo se parecería al Barcelona de un día para el otro? De ser así, ese alguien estuvo –está- muy equivocado.
por Aquiles Furlone
Al DT ya lo conocíamos muy bien desde antes de su llegada a Boedo. Salvo en contadas excepciones, se sabe que sus planteos suelen ser cautelosos, que le gusta más jugar de contra que plantarse en campo rival y que generalmente le apuesta mucho a las pelotas paradas y poco al juego asociado por abajo. Sabiendo todo eso, ¿por qué pensar que de pronto todo sería diferente? O incluso teniendo esa mirada, ¿no sería mejor tenerle un poco de paciencia, darle algo más de tiempo? ¿O acaso el hombre no se ha ganado esa oportunidad? Desde estas líneas creemos que sí, aun aburriéndonos demasiado con el juego mostrado por San Lorenzo en lo que va del Inicial.
Antes que nada, no hay que olvidar que Richard tomó un equipo en situación crítica y lo salvó de un descenso que más de una vez pareció cantado. Y hay que tener en cuenta que, lamentablemente, el Ciclón todavía debe pensar mucho más en sumar puntos para acomodar el promedio que soñar con títulos.
Además, el campeonato apenas está arrancando, muchos de los nuevos llegaron tarde (Piatti todavía no pudo debutar) y la pretemporada, con el caos institucional en el medio (hoy parece muy lejano, pero existió y fue hace muy poco), no fue para nada buena.
Los números también avalan a Caruso: su porcentaje de puntos conseguidos en el torneo pasado es del 55 %, mientras que el de su antecesor, Leonardo Madelón, sólo del 33%, y el de Asad, apenas del 31%. En total lleva seis triunfos, nueve empates y tres derrotas, y como local sólo perdió una vez, en este certamen frente a Estudiantes, un partido que parecía un 0-0 clavado.
Por lo tanto, un poco más de paciencia de parte de todos no vendría nada mal. Será para el bien de San Lorenzo, nada menos.
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