De
a poco, la Comisión
Directiva , respaldada masivamente por los socios, está
empezando a estabilizar a un club que estuvo en una crisis casi terminal.
Ahora, llegó el momento de crecer. Y el fútbol debe ayudar a que ese
crecimiento no corra ningún riesgo.
por Jorge Fuentes
Después
de tanto sufrimiento, al fin hay un poco de paz. El clima que se respira en San
Lorenzo, por suerte, es mucho más agradable al que había hace un par de meses.
Se pudo comprobar en las masivas elecciones del 1 de septiembre, en las que el
socio decidió por una abrumadora mayoría que Matías Lammens y Marcelo Tinelli
debían ser los encargados de regir el futuro del club. Y se puede comprobar
ahora, en la cancha, en la que los cuervos, aun siendo conscientes de que
estamos en una posición más que incómoda, nos animamos a mirar el futuro con
bastante más esperanza a la que teníamos hace no mucho tiempo.
San
Lorenzo es mucho más que fútbol, se sabe. Pero el fútbol es esencial para la
vida de San Lorenzo, también se sabe. Por eso, este proceso de reordenamiento
que está viviendo el Ciclón deberá ir acompañado de éxitos futbolísticos para
alejar cualquier tipo de fantasmas. Y allí, Lammens, Tinelli y compañía no
pueden hacer demasiado. En realidad, ya han hecho demasiado: armaron un muy buen
plantel de jugadores en un momento en el que los futbolistas preferían
cualquier cosa antes que firmar en San Lorenzo. Ahora es el turno de Ricardo
Caruso Lombardi y de sus dirigidos. Dentro de la cancha, ellos son los que
tendrán la responsabilidad de colaborar con la institución realizando bien su
trabajo.
Empezar a ganar
Mucho
se ha hablado de la forma en la que juega el San Lorenzo de Caruso. Tanto los
cuervos como los opinólogos extrapartidarios se han pronunciado a favor o en
contra de los planteos del DT. En este mismo lugar, incluso, en la última
edición, se vertieron puntos de vista en los que se subrayaba la necesidad de
mejorar en el juego, pero sin olvidar que Caruso Lombardi no había podido
trabajar previo al campeonato en las condiciones ideales y que San Lorenzo
recién estaba saliendo de una situación extremadamente crítica, algo que
obligatoriamente hay que incluir a la hora de formular cualquier tipo de
análisis. De todos modos, con más del 25 por ciento del torneo disputado, merece
elevarse el nivel de exigencia. Aun admitiendo el mencionado contexto adverso,
es fácil advertir que San Lorenzo puede jugar mejor. De hecho, ante Tigre
exhibió una imagen mucho más mejorada que en los partidos anteriores. Es de
esperar que con todo el plantel a disposición (hoy debutaría Ignacio Piatti,
uno que le puede otorgar un salto de calidad al equipo) y con mayor
conocimiento entre los futbolistas, el equipo de Caruso va a seguir acentuando
esa mejoría.
De
a poco, las cosas empiezan a normalizarse en San Lorenzo. Es cierto que la
reconstrucción recién está arrancando. Pero se nota una armonía que parecía
imposible conseguir hace tres meses. Hay que admitir, es verdad, que para que
el clima siga igual de placentero, será fundamental que la pelotita entre en el
arco del rival más veces que en el nuestro. Eso nos hará mucho más felices,
obvio. Y ayudará a que se mantenga el orden y se profundice el progreso.
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