Pablo Sarmiento, el entrenador del campeón mundial de boxeo
Sergio Maravilla Martínez, le contó a La Revista del Ciclón que en la pelea con
el británico Martin Murray no se puso la camiseta cuerva porque se lo
prohibieron los dirigentes de Vélez. Además, repasó su historia como hincha,
expresó su deseo de volver a Boedo y aseguró: “Si peleaba en San Lorenzo,
ganaba seguro”
por Gastón García
Para el mundo del boxeo, Pablo Sarmiento es el coach de
Sergio Maravilla Martínez, el flamante Campeón Mundial Peso Mediano. Pero, para
el mundo azulgrana, Sarmiento es el cuervo que el 16 de septiembre de 2012, en
Las Vegas, se subió al cuadrilátero del Thomas & Mack Center con la
camiseta de San Lorenzo para festejar el histórico triunfo de Martínez sobre el
mexicano Julio César Chávez Jr. El cordobés Pablo Sarmiento es, también, ese
que el 27 de abril pasado sufrió, a un costado del ring armado en la cancha de
Vélez, la primera defensa que Maravilla realizó de su cinturón, que terminó
siendo un difícil y ajustado triunfo sobre el inglés Martin Murray. Pero, para
los integrantes del pueblo sanlorencista, Sarmiento es, simplemente, el cuervo
que copó el frío estadio de Liniers con una remera de la Vuleta a Boedo,
llevando esa histórica gesta a millones de casas de todo el mundo, a través de
la pantalla de un televisor. Y, esta vez, con el doble mérito de haber engañado
a los dirigentes velezanos, que le prohibieron usar la camiseta de San Lorenzo
en su estadio. El coach de Maravilla fue educado, cumplió la orden y no se puso
la oficial. Pero, sí se puso una de la Vuelta a Boedo. O sea, mejor aún. Por
todo esto, Pablo Sarmiento se ganó un lugar en esta sección destinada a los
Cuervos de Ley.
Repasemos tu historia como hincha, Pablo…
Todo arrancó cuando tenía tres años, me hicieron del Ciclón
mis padrinos.
¿Recordás tu primera camiseta?
Cuando era chico mi madre trabajaba en una casa, limpiaba y
como no tenía dónde dejarme me llevaba con ella. Los dueños de esa casa, que
eran gente de mucho dinero, eran hinchas de San Lorenzo y un día me regalaron
una camiseta. Esa fue la primera que tuve.
¿Qué recuerdos tenés de tu infancia azulgrana?
Uf, muchos. Pero uno lindo es que cuando jugaba al fútbol
siempre me ponía la camiseta y decía que era el Gringo Scotta. Fue mi ídolo de
pequeño.
Algún otro…
El Bambino Veira. Ese es otro ídolo que siempre soñé
conocer.
¿Cuál es el equipo que más recordás?
El del ‘95, que lo seguí bastante. Cuando se jugó la final
en Rosario, en mi pueblo (Las Varillas) se armó una fiesta impresionante.
Y ahora, de repente, te convertiste en un embajador del
Ciclón que anda mostrando los colores por todo el mundo…
Para mí es un orgullo enorme ponerme la camiseta de San
Lorenzo, esté donde esté. Por eso, cada vez que Maravilla sube a un ring no lo
dudo y salgo con la azulgrana.
¡En Vélez no te dejaron!
Cuando se arregló la pelea, de Vélez nos exigieron que no
podíamos ponernos la camiseta de otro club.
Pero, indirectamente, te lo estaban prohibiendo a vos por lo
que vieron en Las Vegas…
Mmm… (prefiere no contestar).
¿Fue algo establecido por contrato?
No, pero fue una orden de palabra que nos pidieron que
cumplamos.
¿Te dio bronca?
Sí, obvio, porque yo siempre quiero subir con la camiseta de
San Lorenzo.
Igual, te diste un gustito…
(Risas) ¡Más vale! Yo los colores los llevo a todos lados y,
ese día, estuve todo el tiempo con una gorra de San Lorenzo y con una remera de
la Vuelta a Boedo que me mandaron al hotel.
Además, la camiseta oficial ya te la habías puesto en Las
Vegas. ¿Una pelea que no vio nadie, no?
Sí, claro, la habrán visto algunos apenas, je. El orgullo de
haberle mostrado los colores de San Lorenzo a todo el mundo, cuando Maravilla
le ganó a Chávez y le arrebató el cinturón no me lo va a quitar nadie.
¿Te hubiera gustado que el campeón pelee en San Lorenzo?
¡Imaginate! Hubiese sido cumplir un sueño más…
Y, quizás, cambiaba el resultado de la pelea…
Seguro, con el aliento de la gente de San Lorenzo hubiese
ganado más fácil.
¿Cuántos años de boxeo profesional le quedan a Maravilla?
Dos o tres, más o menos.
Los hinchas de San Lorenzo soñamos con inaugurar el nuevo
estadio de Boedo en mayo de 2016. ¿Te lo imaginas peleando ahí?
Sería algo hermoso, pero lo veo complicado, porque creo que
para esa fecha ya va a estar retirado.
Bueno, al menos se podría armar una exhibición…
Eso estaría buenísimo. Será cuestión de hablarlo y ver cómo
están las cosas en ese momento. Igual, lo más importante es que se pueda hacer
la cancha para esa fecha. Sería algo impresionante.
¿Compraste metros cuadrados?
Aun no, porque no tuve tiempo para acercarme. Pero cuando
esté en Buenos Aires y vaya a la cancha quiero comprar algunos metros para
participar y colaborar con la vuelta.
El 30 de marzo de 1957, el viejo estadio de San Lorenzo fue
el cuadrilátero elegido por Pascual Pérez, el primer argentino campeón mundial
de boxeó, para defender su cinturón frente al galés Dai Dower. Las crónicas de
la época reflejan que Pascualito peleó ante “más de 85 mil personas”.
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