Pablo Sarmiento, el entrenador del campeón mundial de boxeo
Sergio Maravilla Martínez, le contó a La Revista del Ciclón que en la pelea con
el británico Martin Murray no se puso la camiseta cuerva porque se lo
prohibieron los dirigentes de Vélez. Además, repasó su historia como hincha,
expresó su deseo de volver a Boedo y aseguró: “Si peleaba en San Lorenzo,
ganaba seguro”
por Gastón García

Repasemos tu historia como hincha, Pablo…
Todo arrancó cuando tenía tres años, me hicieron del Ciclón
mis padrinos.
¿Recordás tu primera camiseta?
Cuando era chico mi madre trabajaba en una casa, limpiaba y
como no tenía dónde dejarme me llevaba con ella. Los dueños de esa casa, que
eran gente de mucho dinero, eran hinchas de San Lorenzo y un día me regalaron
una camiseta. Esa fue la primera que tuve.
¿Qué recuerdos tenés de tu infancia azulgrana?
Uf, muchos. Pero uno lindo es que cuando jugaba al fútbol
siempre me ponía la camiseta y decía que era el Gringo Scotta. Fue mi ídolo de
pequeño.
Algún otro…
El Bambino Veira. Ese es otro ídolo que siempre soñé
conocer.
¿Cuál es el equipo que más recordás?
El del ‘95, que lo seguí bastante. Cuando se jugó la final
en Rosario, en mi pueblo (Las Varillas) se armó una fiesta impresionante.
Y ahora, de repente, te convertiste en un embajador del
Ciclón que anda mostrando los colores por todo el mundo…
Para mí es un orgullo enorme ponerme la camiseta de San
Lorenzo, esté donde esté. Por eso, cada vez que Maravilla sube a un ring no lo
dudo y salgo con la azulgrana.
¡En Vélez no te dejaron!
Cuando se arregló la pelea, de Vélez nos exigieron que no
podíamos ponernos la camiseta de otro club.
Pero, indirectamente, te lo estaban prohibiendo a vos por lo
que vieron en Las Vegas…
Mmm… (prefiere no contestar).
¿Fue algo establecido por contrato?
No, pero fue una orden de palabra que nos pidieron que
cumplamos.
¿Te dio bronca?
Sí, obvio, porque yo siempre quiero subir con la camiseta de
San Lorenzo.
Igual, te diste un gustito…
(Risas) ¡Más vale! Yo los colores los llevo a todos lados y,
ese día, estuve todo el tiempo con una gorra de San Lorenzo y con una remera de
la Vuelta a Boedo que me mandaron al hotel.
Además, la camiseta oficial ya te la habías puesto en Las
Vegas. ¿Una pelea que no vio nadie, no?
Sí, claro, la habrán visto algunos apenas, je. El orgullo de
haberle mostrado los colores de San Lorenzo a todo el mundo, cuando Maravilla
le ganó a Chávez y le arrebató el cinturón no me lo va a quitar nadie.
¿Te hubiera gustado que el campeón pelee en San Lorenzo?
¡Imaginate! Hubiese sido cumplir un sueño más…
Y, quizás, cambiaba el resultado de la pelea…
Seguro, con el aliento de la gente de San Lorenzo hubiese
ganado más fácil.
¿Cuántos años de boxeo profesional le quedan a Maravilla?
Dos o tres, más o menos.
Los hinchas de San Lorenzo soñamos con inaugurar el nuevo
estadio de Boedo en mayo de 2016. ¿Te lo imaginas peleando ahí?
Sería algo hermoso, pero lo veo complicado, porque creo que
para esa fecha ya va a estar retirado.
Bueno, al menos se podría armar una exhibición…
Eso estaría buenísimo. Será cuestión de hablarlo y ver cómo
están las cosas en ese momento. Igual, lo más importante es que se pueda hacer
la cancha para esa fecha. Sería algo impresionante.
¿Compraste metros cuadrados?
Aun no, porque no tuve tiempo para acercarme. Pero cuando
esté en Buenos Aires y vaya a la cancha quiero comprar algunos metros para
participar y colaborar con la vuelta.
El 30 de marzo de 1957, el viejo estadio de San Lorenzo fue
el cuadrilátero elegido por Pascual Pérez, el primer argentino campeón mundial
de boxeó, para defender su cinturón frente al galés Dai Dower. Las crónicas de
la época reflejan que Pascualito peleó ante “más de 85 mil personas”.
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