Por Eduardo Bejuk
El campeonato más largo del mundo
Alguna vez, el Hermano Cuervo Osvaldo Soriano (de pie) escribió un relato titulado “El penal más largo del mundo”. Si no lo leíste, googlealo. Esta crónica, carente del talento del célebre Gordo, no tiene nada que ver. Pero se titula “El campeonato más largo del mundo”.
Dicen que por fin se termina esta tarde. El campeonato más largo e insoportable que se recuerde en mucho tiempo. No aguanto más. Tengo pesadillas. Perdimos con Juniors, en su etapa más cabaretera... Con River, en su etapa más vedette (con ganas de promoción)... ¡Y contra nueve equipos más! Escalofríos. Contracturas. Insomnio. ¿Hoy se termina?
San Lorenzo pasó por malos, malísimos momentos, pero esto es taaan lamentable... De lo peor. Nos vendieron pomposamente que íbamos a posicionarnos entre Boca y River, y sólo tuvieron razón por lo mal que andan ellos. Un plantel derrotado, sin alma, sin rumbo, del cual se esperaba muchísimo más, despide el Clausura con triste indiferencia. La crisis es futbolística, claro, pero también de identidad. Los jugadores no nos representan ni un poquito. Son los tiempos de los impersonales futbolistas que se ponen la camiseta, pasan con pena y sin gloria y, uno sabe, serán olvidados al poco tiempo. Los técnicos la complican en vez de hacerla fácil. Y los dirigentes... mamita. Le rezan a Ramón (y yo rezo porque no hipotequen el club ni hagan más desastres)
Cuento los minutos. Ya se termina. Empieza el Mundial. La novela de la tarde. Utilísima. Pero basta del Clausura, de los partidos sin goles, de las derrotas, lesiones, expulsiones, papelones... No doy más.
Se terminó.
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