Abuelos, niños,chicas, señores, madres, hijos, padres, nietos, amigos...
Fue una movilización genuina, que salió desde el corazón de cada uno de esos miles de sanlorencistas. No se necesitó de un pancho y una coca para ir. Sólo se necesitó sentir la pasión azulgrana, ser parte de este sentimiento cuervo y centenario, tener esa sangre azulgranada por la venas.
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