Walter
Kannemann es uno de los grandes responsables de que el Ciclón hoy siga en
Primera. Su gol a los sanjuaninos depositó a San Lorenzo en la Promoción, que
luego le ganaría a Instituto de Córdoba. A un año de aquella sufrida tarde, en
la que el Cuervo estuvo al borde del descenso, el todoterreno azulgrana repasó
junto a La Revista del Ciclón ese partido histórico y todo lo vivido en uno de
los momentos deportivos más difíciles de la historia cuerva.
Por
Claudio Capurro
El
24 de junio de 2012 no será una fecha más para San Lorenzo. Tampoco lo será
para Walter Kannemann. Ese día (mañana se cumple un año), el Ciclón estuvo a un
poco más de media hora de perder la categoría por segunda vez en su gloriosa
historia. O, para los que les gusta ser más dramáticos, ese 24 de junio de 2012
el Cuervo jugó descendido durante un tiempo y unos minutos más. Sin embargo, la
historia trocó su rumbo cuando este pibe de cabellera rubia y nacido en las
canteras del club metió un cabezazo goleador que le permitió a San Lorenzo
estirar la cuerda. El epílogo de esta novela todos lo conocemos: llegó la
Promoción, San Lorenzo le ganó bien a Instituto y, así, consiguió el ansiado desahogo,
después de estar días, semanas y meses en agonía. Hoy, la cosa pinta de otra
manera. Boedo metió una buena campaña y logró ahuyentar al fantasma del
descenso. Por eso, más relajados, nos permitimos retroceder un años y recordar
junto a Walter esos días de angustia y presión, pero con final feliz.
Walter,
¿sos consciente que hiciste uno de los goles más importantes de los últimos
treinta años de San Lorenzo?
La
verdad, no tenía idea que ya transcurrido pasado un año. Todo pasa tan rápido…
Uno lo recuerda y se pone contento porque el gol ayudó al club a salir de una
situación muy difícil. Ahora las cosas están mucho mejor y eso me pone muy bien.
De luchar para no descender pasamos a pelear en los puestos de arriba y por
entrar a la Copa Sudamericana. Entonces, ese gol pasa a tener un gran valor.
¿Qué
imágenes tenés de ese gol?
En
el momento no caía, se me hacía muy difícil entender todo lo qué pasaba. Hacía
pocos partidos que estaba jugando en Primera y era una situación límite. Hoy te
puedo decir que haber convertido un gol tan importante es realmente un sueño.
¿Qué
recordás del partido?
Nosotros
empatábamos y enteramos que Banfield perdía nos dio mucha fuerza. Salimos a
jugar el segundo tiempo con la obligación y convicción de ganar para poder ir a
la Promoción y por suerte lo logramos.
¿Las
sensaciones en aquel vestuario?
Y…
fue bravo. El nivel de stress y presióin fue muy grande. En mi caso, que recién
empezaba en Primera, quizás la responsabilidad era menor que para los más
grandes. Para ellos fue tremendo. Eran partidos que no podías cometer errores,
si lo hacías, descendías. Este es un club muy grande y no fue fácil jugar en
ese momento.
¿Qué
podés decir de ese equipo?
Que
dejó todo en la cancha para poder salvar a San Lorenzo. Nos estábamos
hundiendo. Pero fue cosa de mirarnos a los ojos, entrar a la cancha y dejar
todo. Fue una situación límite, no es para cualquiera. A mí me tocó sumarme en
los últimos partidos pero siento que aporté mi granito de arena.
¿Ese
partido con los sanjuaninos dejó una marca en tu carrera?
Sin
dudas. Debo reconocerte que después de ese partido la gente siempre me agradece
y reconoce por el gol. De alguna manera siento que con ese gol me metí en el
corazón del hincha de San Lorenzo.
¿Se
te pasó por la cabeza antes del partido que podías convertir?
¡Nooo!
Para nada. Fui a cabecear pero, la verdad, no lo esperaba. Creo que hasta en el
festejo se nota que estoy sorprendido. Lo mío era defender y después, si se
podía, pasar al ataque.
¿Y
el post partido cómo fue?
Vino
mi vieja a buscarme. Me llamaban muchísimo de los medios para entrevistarme y
el celular no paraba de sonar. Hasta me llamaron de algunas radios y me hacían escuchar
el relato del gol. Fue algo increíble, aunque recién se pudo disfrutar bien
cuando pasamos a Instituto.
El
desenlace, por suerte, fue feliz...
Llegar
a la Promoción fue un envión muy importante. Fuimos a jugar el primer partido a
Córdoba y nos trajimos un resultado bastante tranquilizador. No te digo que
teníamos la cosa liquidada, pero casi. Y el final es el que conocemos y
disfrutamos todos.
Por
último, hablame de la gente…
A
los hinchas solo debemos agradecerle. Siempre estuvieron de nuestro lado, a
favor nuestro. Siempre alentaron y nunca nos reprocharon nada. Eso es muy
importante en una situación como la que nos tocó vivir. A mí me han dado su
apoyo y reconocimiento y eso me ayudó mucho en cada partido que me tocó jugar.
Uno escucha todo en la cancha y sentir que cuando las cosas no te salen, ellos
te apoyan igual te da más fuerzas. Sin dudas, fueron fundamentales en nuestra
salvación.
Mimos
para Caruso
“De
Ricardo tengo el mejor recuerdo, como también de todo su cuerpo técnico. Como
persona fue excelente, ya que nunca hizo diferencia entre sus dirigidos. Y como
técnico a mí me dio la chance de volver a jugar en Primera. No cualquier DT tiene
el valor de poner a un chico en circunstancias como esas. Siempre le voy a
estar agradecido por la oportunidad que me dio”.
Elogios
para los compañeros
En
ese momento hablaban los más grandes. Recuerdo que el Loco (Migliore) decía
palabras muy fuertes y uno, aunque capaz no jugaba y le tocaba ir al banco, de
todas formas salía a la cancha llorando. Era muy emotivo. Los referentes del
grupo, Bernie, el Loco, pipi, por nombrar algunos, hicieron lo que tenían que
hacer. Creo que eso fue fundamental para salvarnos. Nos jugamos la vida, fue
sencillamente eso.
Nota de la edición impresa N°242
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