Victorio Casa murió esta tarde a los 67 años en Mar del
Plata. Fue uno de los integrantes de la legendaria delantera azulgrana
bautizada como los Carasucias: Narciso Horacio Doval, Fernando José Areán,
Victorio Francisco Casa, Héctor Rodolfo Veira y Roberto Marcelo Telch, cinco
jóvenes que nacieron en las divisiones inferiores del Ciclón.
Casa fue un puntero izquierdo que debutó en San Lorenzo el 9
de septiembre de 1962, jugó 72 partidos y convirtió 5 goles.
Un repaso de su vida levantado de la agencia de noticias
Telam:
Desde joven, el atacante del "Ciclón" tuvo una
vida signada por la tragedia, a punto tal que cuando tenía 20 años y se erigía
en una de las principales promesas del fútbol argentino, sufrió la amputación de
su brazo derecho, tras un confuso episodio ocurrido en las inmediaciones de la
tristemente célebre ESMA (Escuela Mecánica de la Armada), hoy recuperada y
reconvertida en el Museo de la Memoria.
Casa creció en el barrio de La Florida de una ciudad balnearia
en incipiente desarrollo. A los 16 se fue a probar al Deportivo Norte local,
club que milita en la Primera B marplatense.
Jugaba como número 10 y tenía un físico esmirriado, tal un
antecesor de Lionel Messi (por lo menos en el aspecto fisonómico). San Lorenzo
descubre su talento allá por 1962 y se lo llevó a Buenos Aires.
El propio Casa le contó alguna vez a Télam: "Me probó
Florencio Doval en las divisiones inferiores y como había otros número 10 como
el `Loco` (Narciso) Doval, como el `Bambino` (Héctor) Veira y entonces no me
quedó otra que ir de 11".
Así, como wing izquierdo, el marplatense debutó en primera
división a fines del `62, aunque no logró afirmarse en la categoría superior.
Dos años más tarde, Casa, propietario de un buen manejo de
balón, era protagonista de una inolvidable línea delantera de la Tercera del
`Ciclón` que se completaba además con Doval, Roberto Telch, Fernando Areán y
Veira.
En 1964, el atacante fue llamado por el DT José María
Minella al seleccionado argentino para integrar la delegación en la Copa de las
Naciones en la que el equipo albiceleste hasta se dio el lujo de ganarle a
Brasil, por 3-0.
En abril de 1965, un episodio fatal marcó su vida para
siempre. A bordo de un flamante Valiant II, Casa se encontraba en el interior de
un automóvil con una novia de aquel entonces. Se estacionó en la vereda de
avenida del Libertador, enfrente de la otrora ESMA.
Recibió la orden de alto, pero Victorio no escuchó la
advertencia del centinela, porque desde la radio se propalaba `Inolvidable`, un
bolero de Tito Rodríguez que causaba furor.
El disparo le atravesó el brazo derecho. Se lo tuvieron que
amputar, apenas abajo del hombro.
Siguió actuando con un brazo ortopédico, pero su rendimiento
ya no fue el mismo. Inclusive, "el Manco" (el apodo que asumió con
naturalidad tras la tragedia) se tomó con humor su desgracia y no dudaba en ser
el primero "en cargarse a sí mismo", tal como aseguró José Francisco
`El Nene` Sanfilippo, quien fuera compañero suyo en la entidad azulgrana.
"Fue la persona más divertida con la que me tocó
compartir un plantel", contó a Télam el histórico goleador del
"Ciclón" y del fútbol argentino.
En 1966, Casa retornó a Mar del Plata y se alistó en el
Quilmes local. Al tiempo abandonó la actividad. Más tarde trabajó como empleado
del Casino e intentó una actividad comercial, con la inauguración de una
parrilla.
Adiós manco, no te vimos jugar pero siempre nos contaron de vos. Seguro, ahora estarás bien acompañado en el cielo azulgrana...
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