Por Gastón García
Editorial de la edición impresa N°242
Hace un año, a San Lorenzo le tocaba viajar a Avellaneda para
enfrentar al Rojo en uno de los momentos deportivos más críticos de su
historia, el peor desde el descenso consumado en 1981. El Ciclón estaba
obligado a ganar porque el fantasma de la B acechaba. Pero apenas empató (0 a
0) y los cuervos nos fuimos del Libertadores de América con lágrimas en los
ojos y la sensación de que sólo un milagro podía salvarnos. Esa tarde gris, los
hinchas de Independiente nos recibieron con el letal “el que no salta, se va
a la B”, cantito que nos hicieron escuchar una y otra vez durante los 90
minutos del partido. Ese mismo cantito que nos enrostraron siempre que nos
tuvieron en la tribuna de enfrente. Además, ese día, en una de las plateas del
inconcluso estadio una enorme bandera rezaba: “Los grandes nunca
descienden”. Casi un año después, a San Lorenzo, ¡aún en Primera!, le
tocó viajar nuevamente a Avellaneda para medirse con los Diablos Rojos en el
cierre de un campeonato. Fue la semana pasada y, casualidad de por medio, también
por la fecha 18 del Torneo ahora llamado Final. Pero la situación se dio a la
inversa: ahora era Independiente el que estaba a un paso de irse al descenso,
por primera vez en su historia. y esta vez, en el estadio del Rojo no se vio la
bandera con la leyenda “Los grandes nunca descienden” (¿dónde se
la habrán metido?). Tampoco se escuchó, ni una sola vez, eso de “el que
no salta, se va a la B”. Ni siquiera se lo pudimos hacer oír los hinchas del
Ciclón, porque la AFA prohibió (medida que repudiamos) el acceso de público
visitante en las últimas dos fechas. El final de esta historia es el que todos
conocemos: Independiente se fue a la B. Lo mandó el Ciclón y en su
propia casa. Y como no lo pudimos disfrutar en su cancha, nos permitimos
hacerlo a través de estas líneas. Fue una linda revancha contra esos soberbios
que siempre nos escupieron el descenso. Ahora no podrán hacer más. Como tampoco
lo pueden hacer unos que dicen ser de Núñez. Por suerte, en la vida todo
vuelve. Chau Rojito, que te vaya bien en el Nacional B. ahí te esperan
equipazos como Villa San Carlos y Huracán. Nos vemos pronto.
Hecha la descarga, necesaria, pasemos a San Lorenzo, lo que
realmente nos interesa. Después de dos años de sufrimiento los cuervos volvimos
a tener paz. El Ciclón metió una temporada de 57 puntos (pueden ser 60 si gana
hoy) y, así, logró despejar todo tipo de fantasmas. Si en esta última fecha se
dan algunos resultados, Boedo podría terminar segundo, algo impensado meses atrás
cuando el equipo de Pizzi no daba pie con bola. Además, San Lorenzo logró
meterse en la Copa Sudamericana y avanza a paso firme en la Copa Argentina, que
no sólo otorga un título oficial sino, también, es el pasaporte a la
Libertadores. Un combo de buenas noticias que nos devuelve la tranquilidad a
los hinchas y le permitirá al club apuntar a otros objetivos en la próxima
temporada. Otra gran noticia fue la aparición de varios juveniles, que pintan
para cracks y fueron fundamentales en la levantada del equipo. Mérito del
entrenador, que se la jugó por ellos dejando en el banco a figuras de renombre
que le costaron al club un dineral. Y un alivio y enseñanza para la dirigencia,
que en el próximo mercado de pases no se verá obligada a salir a buscar figuras
rimbombantes que ¡cuestan mucho y garantizan poco! Manteniendo la base y con un
par de refuerzos de esos que se ponen la camiseta y rinden, quizás el Ciclón
nos regale una alegría en la próxima temporada. Habrá que esperar, pero las
ilusiones siempre están.
Un párrafo aparte se merecen los hinchas de San Lorenzo. Fueron dos
años de mucho sufrimiento y ellos le pusieron (pusimos) el hombro con
hidalguía, demostramos una vez más que la pasión no entiende de resultados.
Algo que ya no sorprende pero sí amerita elogios.
Nos despedimos con el tema que más nos moviliza a los cuervos en
los últimos tiempos: La Vuelta a Boedo. Y en este sentido, también hay buenas
noticias para contar. Mañana se anunciará la apertura del pago de metros
cuadrados en 36 cuotas. ¡Y vaya si es importante! Es la noticia que estaban
esperando la mayoría de los cuervos desde hace bastante tiempo. Esa herramienta
les permitirá hacer realidad su compromiso con la compra simbólica de uno o más
metros cuadrados en el Fideicomiso por la vuelta. Así, se convertirán en Socios
Refundadores del club. Sin dudas, será el momento en que explotará el
Fideicomiso y la Vuelta a Boedo tomará más color que nunca. Avenida La Plata
nos espera, cuervos.
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