En pocos días Bernardo Romeo cumplirá su primer año de trabajo como
manager del club. Si bien es una función en la que se está armando, siente que
va por el buen camino.
Además, lo respaldan los resultados. ¡Seguí así, ídolo!
Después de decidir colgar los botines recibió el llamado del
presidente Matías Lammens, quien le ofreció el cargo de manager. Y él no lo
dudó. Si bien tenía pensado tomarse un descanso, la situación que apremiaba a
San Lorenzo, que venía de salvarse del descenso en una Promoción, fue más
fuerte. Por eso, dio el sí. Desde ese momento, se convirtió en “un obsesivo del
trabajo”. Al menos, así lo definió Lammens en una entrevista realizada con La
Revista del Ciclón en la edición anterior. Ahora va a cumplir un año en el
puesto y se siente conforme con lo hecho, aunque, admite, “hay que seguir
trabajando”. Una linda charla con uno de los últimos ídolos del club.
¿Qué balance haces de tu trabajo?
El 12 de octubre va a ser un año que estamos con Juan (Pizzi),
trabajando juntos en este proyecto. El balance es muy positivo. Salimos de la
zona de descenso y vamos a jugar una final (Copa Argentina), algo que hace
mucho no ocurría. Además, creo que incorporamos muy bien, con futbolistas con
proyección en lo futbolístico y en lo económico.
¿Cuál fue la primera decisión que tuviste que tomar?
Soy de los tipos que más quiere a San Lorenzo y por mis anteriores
pasos por el club, sabía que lo primero que había que hacer era ordenar. A
partir de eso, uno podía empezar a planificar y a diagramar. Y así fue.
Trajimos un técnico nuevo y el equipo respondió muy bien. Luego, empezaron las
incorporaciones, el primero en llegar fue Cetto. Hoy, San Lorenzo es una gran
familia que de a poquito se va acomodando.
El rol del manager no está muy claro en el fútbol argentino, ¿cuál
es tu función específicamente?
Tuve la suerte de tener managers en todos los clubes europeos en
los que estuve. Acá no hay muchos. Creo que el dirigente, en general, toma
decisiones pero no entiende tanto de fútbol. Uno ha estado más de 20 años en
esto y tiene la experiencia como para poder manejar algunas situaciones. Tenés
que ser el nexo entre dirigentes y jugadores,
pero también encargarte de otras cosas como contratos, premios, juveniles…
También tenés que estar atento durante toda la temporada, analizando lo que le
falta al club para incorporar en la siguiente.
¿Cómo es tu relación con Pizzi?
Como te decía soy el nexo entre él y los dirigentes. Es un tipo
abierto, hablamos mucho de fútbol. Está claro que el equipo lo arma y desarma
él, pero convenimos las incorporaciones y los puestos que hay que cubrir.
¿Te involucrás en el fútbol juvenil?
Cuando hablaron conmigo ya estaban designados Osvaldo Coloccini y
Fernando Kuyumchoglu, con quien tengo una gran comunicación. En su momento, con
Juan fuimos a mirar a los chicos que hoy, muchos, juegan en Primera. Ahora hay
que seguir ese camino, para que cuando se venda
alguno, tenga reemplazante.
¿Como
es un día de trabajo de Romeo?
El plantel suele arrancar los entrenamientos a las 10. Trato de estar
antes para poder hablar con los médicos
y ver cómo están los jugadores y hablar con el técnico para diagramar el
trabajo. También me gusta ver los entrenamientos. El teléfono no para de sonar.
Son los representantes, pidiendo renovaciones de contratos, mejoras…
Eso
genera desgaste…
Te soy muy sincero, sí. En este año envejecí bastante y engorde
unos kilos. Es otra función. Cuando jugaba, venía, entrenaba dos horas y me
iba. Ahora, inclusive muchas veces seguís enchufado en tu casa. A Matías le
pasa lo mismo, nunca vi un presidente trabajar tanto por San Lorenzo.
¿Va
a llegar un delantero de área?
Nos desestabilizó un poco la lesión de Cauteruccio, pero es difícil
contratar porque a esta altura del año nadie quiera largar un jugador. Los que
pueden venir no están a la altura y los grandes nombres son imposibles por lo
económico.
¿Pizzi
mete presión en ese tema?
Por supuesto que quiere tener un delantero de esas características
porque no hay recambio. Para colmo, también se lesionó Contreras, que tiene
mucha proyección. Pero está tranquilo.
¿Te
sorprende la actualidad del equipo?
La idea, desde que empezamos, fue la de pelear arriba. Se compraron
jugadores y se trató de armar un equipo competitivo. En el campeonato tuvimos
un bajón, sobre todo en algunos partidos
de local pero por suerte ahora el equipo se pudo reivindicar. Estamos lejos de
la zona del descenso, en una final de Copa y cerca de la punta del campeonato.
Falta un montón pero estamos bien. Se esta buscando la identidad que el club
había perdido.
Imaginás
un San Lorenzo campeón…
Cuando armás el equipo lo hacés con esa esperanza. Pero lo realidad
es que falta mucho. La Copa Argentina te lleva a la Libertadores. Es un
campeonato joven pero lindo. Ojalá se nos de. En el torneo local hay que estar
tranquilos. Si no se da ahora, puede ser el año que viene. La ilusión, por
supuesto la tenemos.
Siempre estoy en conversaciones con los
integrantes de la Subcomisión del Hincha, que son quienes llevaron esto
adelante, junto con los dirigentes actuales. Es una ilusión muy grande la que
tenemos. He comprados mis metros para ayudar. También participé de las marchas
que se hicieron. Ahora que me toca ir seguido a la sede de Avenida La Plata, cuando
miró el supermercado me pongo a pensar lo fantástico que será tener el estadio
ahí.
Me quedé en la puertita, con 99. En su momento
me ofrecieron un contrato hasta llegar al 100, pero no quise forzar nada. El
cariño de la gente ya lo tenía ganado y es algo que no se borra más. En ese
momento estaba sin jugar y consideré que la etapa como jugador ya estaba
cumplida. Quedará pendiente hasta el partido homenaje. Lammens me ofreció el
estadio para cuando lo haga. Quizás se de en diciembre, aunque todavía no hay nada
armado.
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