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sábado, 2 de octubre de 2010

Dos que dejaron un buen recuerdo

Un 4 de octubre debutaron con la camiseta azulgrana dos partícipes del equipo que se consagró campeón en 1995, de la mano del Bambino Veira. Oscar Passet lo hizo en 1992 mientras que, Eduardo Bennett el año siguiente. El Flaco y el Negro, dos jugadores que tuvieron un buen paso por el club y, por eso, vale la pena recordarlos.

Oscar Fernando Passet

Debutó el 4 de octubre de 1992, en un San Lorenzo 3- Rosario Central 0. Jugó 246 partidos.
Con algunos momentos de indecisiones y otros de notable seguridad, completó una fructífera y respetable trayectoria en Boedo. Se sumó para el año 1992 y al siguiente se apoderó del arco y no lo largó hasta 1999. Se destacó por ser un arquero clásico, más atajador que salidor. De buenos reflejos para los remates de corta y media distancia, aunque no del todo seguro en las pelotas aéreas. El punto más alto de su rendimiento aconteció en el Clausura ’95, torneo en el que tuvo asistencia perfecta. En pleno ascenso, fue convirtiéndose en un referente del plantel, en una voz respetada dentro y fuera de la cancha. En 1996 fue suspendido por 45 días al dar positivo un control antidoping, luego de ingerir un antialérgico que le habían recetado. Ya erigido en un jugador de peso en Boedo, se tensó su relación con los dirigentes y quedó afuera en la reestructuración en el plantel que ideó Oscar Ruggeri, por lo que se desvinculó con el pase libre a fines de 1999 y con 33 años de edad. Es el arquero que registró la mejor serie de valla invicta en la historia del club. Fue entre el 24 de julio y el 16 de septiembre de 1994, cuando acumuló 731 minutos sin recibir goles. De esa manera, superó la marca de Agustín Irusta (550 minutos) entre marzo y abril de 1976.
Extracto del Diccionario Azulgrana.

Eduardo Balín Bennett

Debutó el 4 de octubre de 1993, en un San Lorenzo 1- Deportivo Español 2. Jugó 47 partidos y marcó 18 goles.
“Y ya lo ve, y ya lo ve, es el hermano de Pelé”, fu el himno que le proferían los hinchas a esta masa rocosa negra, de mayor similitud a un fisicoculturista que a un futbolista. Traído por recomendación del uruguayo Hernán Sosa, su llegada despertó numerosos interrogantes, dado el total desconocimiento que se tenían de sus condiciones. Tan austera fue su incorporación que cuando arribó al país ningún dirigente lo fue a recibir. El solito se tomó un taxi y se apareció por el Club Banco Provincia de Vicente López, donde al finalizar su primer entrenamiento, se encontró rodeado por un nutrido piberío que, creyendo que se trataba del colombiano Freddy Rincón, le solicitaban autógrafos por duplicado. Cultor de Jesús fuera de la cancha y endemoniado dentro de ella, edificó un productivo paso por Boedo, con goles espectaculares e importantes, como el recordado doblete a Boca en la Bombonera. Se metió de lleno en el corazón de los hinchas por voluntad, sacrificio y capacidad goleadora. Armó una temible dupla con Biaggio y también con el Gallego Esteban González, al punto de convertirse en el goleador azulgrana en el Apertura 93 (8 goles) y Clausura 94 (5). En la formación campeona de 1995 jugó apenas dos partidos y se marchó enseguida a Argentinos Juniors.
Extracto del Diccionario Azulgrana.

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