El partido clave
por Eduardo Bejuk
Todo equipo campeón tiene puntos de inflexión. Partidos que luego se recordarán por siempre, por el significado especial que supieron guardar en ese momento. Acordate del 95, del 2001, del 2007, y vas a encontrar comparaciones válidas. Uno intuye que esta tarde, cuando San Lorenzo se enfrente a Estudiantes, estará justamente ante esa situación. La ilusión del campeonato, impensada al momento del arranque, fue tomando fuerza a medida que el Falcon ramoniano aumentaba la velocidad. Apenas sufrió una derrota (dato de enorme valor) y nunca fue ampliamente dominado en lo que va del Apertura. Perder en Santa Fe, desagradable costumbre de los últimos tiempos, hasta podía considerarse una caída que no sorprende demasiado, de ésas que no duelen tanto. Y así llega al partido contra el Pincha, considerado como uno de los clubes más sólidos, aunque ya mostró su vulnerabilidad (y hasta el propio Verón tuvo que pegar un par de gritos para despertar a sus compañeros). Como bien predica Ramón Díaz, nada mejor que ser realistas: no nos sobra mucho, hay piezas que todavía teclean, pero nadie es más que nadie, el equipo tiene confianza y después de Estudiantes ya habremos jugado con lo más bravos del torneo. Porque Banfield, el otro que pisa fuerte, puede quedar para el final, en una última fecha de festejo. Por lo tanto, el punto de inflexión es éste. Ganar esta tarde. Y después encaminarse al título. ¿Demasiado entusiasmo de un día para el otro? No. Para nada. El mensaje del técnico fue el mismo (“ahora vamos por el campeonato”). ¿Por qué? Porque ya no hay nada que perder. Ni secretos. Ni necesidad de verbalizar una falsa modestia. Hoy se puede ganar. Y así se puede salir campeón
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