Cambió la actitud
Por Jorge Fuentes
Antes del partido contra Tigre, por la Copa Sudamericana, el tema de este editorial ya estaba definido. La pobre imagen dejada por el Ciclón en el choque ante Vélez merecía ser criticada y se hacía casi obligatorio dejar sentado por escrito la disconformidad por esa triste actuación. Es verdad que el club de Liniers es, en la actualidad, uno de los rivales más complicados que se puede tener enfrente, pero eso no justifica que San Lorenzo casi no haya pateado al arco y que ni siquiera haya intentado empujar al equipo de Gareca contra su área.
El grande parecía Vélez y el chico, San Lorenzo. Y todos saben perfectamente que eso es exactamente al revés. Sólo los últimos diez minutos, una vez que estaba con ventaja numérica, se decidió a acercarse a Montoya. Y casi lo gana, con ese derechazo de Bordagaray que el arquero sacó al córner, algo que, hay que admitir, hubiese sido por demás injusto.
Pero, por suerte, vino ese partido con Tigre. Y ahí el equipo se pareció bastante más a lo que la gente pretende ver. Porque más allá de las razones futbolísticas que justificaron semejante cambio, que son analizadas en las páginas 6 y 7 de esta edición, el equipo mostró una actitud completamente diferente. Sí, era un rival distinto, una cancha distinta y una circunstancia distinta, pero San Lorenzo jugó como debe jugar siempre San Lorenzo: yendo al frente. Con aciertos y errores, pero tratando de forzar la equivocación del rival y no que el triunfo llegue de manera azarosa.
Entonces, ¿qué debe predominar en esta nota? ¿La crítica por el mal partido contra Vélez? ¿El elogio por lo hecho ante Tigre? Y… un poco de las dos cosas. Porque lo hecho ante el club de Victoria no debe hacer olvidar lo ocurrido en el José Amalfitani. Y porque la recuperación en la Sudamericana merece celebrarse. Y esto se hubiese escrito igual si la volea de Bordagaray hubiera rebotado contra el palo…
Un último párrafo para Diego Rivero y Pablo Migliore, dos que no arrancaban de cero con los hinchas. Luego de que el Cholo Simeone le transmitiera toda su confianza al darle la cinta de capitán, el Burrito, parece, hizo un click. Sigue mostrando las ganas de siempre, pero ahora no se lo ve tan pasado de revoluciones. ¡Y hasta hizo un gol importante! Eso aún no le alcanza para revertir esa estupidez del gestito de “no escucho” a la gente. Pero está defendiendo dignamente la camiseta del Ciclón. Es decir, está haciendo lo que tiene que hacer.
Lo mismo ocurre con Migliore. Su pasado en Huracán, Boca y Racing; y su personalidad extravagante, para decirlo de una manera elegante, lo ubicaron en el centro de todas las miradas (inquisidoras, claro) de los hinchas del Ciclón. Sin embargo, el arquero le escapó a todas las polémicas y se dedicó a atajar. Y, nobleza obliga, lo está haciendo mejor de lo que imaginábamos.
Los dos cambiaron su actitud. Igual que el equipo, del partido con Vélez al de Tigre. Invitamos a mirar la mitad llena del vaso.
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