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lunes, 1 de marzo de 2010

La Revista del Ciclón en Tucumán


El Norte, esta vez, fue azulgrana

La ciudad de Tucumán recibió a San Lorenzo con una inhumana temperatura de 40 grados. A pesar de ese calor agobiante, centenares de cuervos se juntaron en un predio municipal de la ciudad, y compartieron una linda tarde azulgrana, con asado, vino y mucho San Lorenzo. Más tarde llegó el postre por: triunfo del Ciclón y buen arranque del campeonato. Mejor imposible.

Por Gastón García

El Norte, esta vez, fue azulgrana La ciudad de Tucumán recibió a San Lorenzo con una inhumana temperatura de 40 grados. A pesar de ese calor agobiante, centenares de cuervos se juntaron en un predio municipal de la ciudad, y compartieron una linda tarde azulgrana, con asado, vino y mucho San Lorenzo.

Más tarde llegó el postre por: triunfo del Ciclón y buen arranque del campeonato. Mejor imposible. Lo primero que hacían la mayoría de los cuervos ni bien llegados a San Miguel de Tucumán era averiguar dónde quedaba el Parque Municipal 9 de Julio. Es que ese predio, una especie de Parque Camet tucumano, fue el punto de encuentro para todos los sanlorencistas para hacer la previa del partido que, a la noche, enfrentaría al Ciclón contra el Decano.

Los integrantes de la Peña Rafael Albrecht de Tucumán fueron los anfitriones y todo fana de San Lorenzo que andaba por la capital tucumana no podría encontrarse con mejor plan que plantar bandera en ese enorme parque de campo verde y gigantescos árboles, que si bien generaban una sombra importante, no era suficientepara combatir el fuego que irradiaba el aire tucumano.

Se está juntando la banda...
Desde las doce del mediodía y a pesar del calor inhumano (¡40º a la sombra!), los cuervos fueron cayendo al Parque 9 de Julio. Naturalmente, los primeros en llegar fueron los que hacían las veces de anfitriones. Para cortar un poco el verde dominante, la primera medida fue colgar entre dos árboles, un trapo azulgrana de unos cuatro metros de ancho que decía "Tucumán".

Después fueron llegando cuervos de todos los rincones del país. Cada filial plantaba su bandera. Pudimos ver a los cuervos de Salta, Jujuy, Catamarca, Santiago del Estero y, por supuesto, a los infaltables que viajaron desde Buenos Aires, como los amigos de las Peñas de González Catán, San Justo y Berazategui. Además, se acercaron al lugar cientos de fanas del Ciclón que también quisieron compartir un ambiente sanlorencista previo al partido.

Asaditos, hamburguesas, choris, birras, vinos, fernet, algunas gaseosas (a decir verdad, muy pocas), y muchas camisetas de San Lorenzo, convirtieron a ese predio tucumano en una hermosa postal azulgrana, como si fuera una plaza del propio barrio de Boedo, que miembros de esta revista pudieron compartir con mucho placer.

Ya se va la caravana...
Luego de vivir una linda tarde (a pesar de los ¡40º a la sombra!), llegó el momento de ir a alentar al Ciclón al estadio de Atlético. Se descolgaron las banderas, se guardó algún bombo que andaba por ahí, se puso en orden el lugar y con algunos cuervos entonados por los efectos del alcohol (los palos borrachos se sintieron mas acompañados que nunca), partió una numerosa caravana azulgrana hacia la cancha.

No pasó mucho tiempo para que el diminuto sector destinado a los visitantes quede copado por los cuervos. Un gran recibimiento con miles de papelitos y globos rojos y azules (foto de tapa), y mucho huevo para alentar y hacerle el aguante a los jugadores en un estadio que realmente era una verdadera caldera. Disculpe que se lo vuelva a recordar, pero hacía ¡40º a la sombra! Inhumano.

En el campo de juego, el equipo del Cholo no demostró mucho, pero el gol del bailarín Boradagaray (es malísimo para esos bailecitos en los festejos, pero qué importa: ¡Qué siga bailando!) fue suficiente para que San Lorenzo logre sus primeros tres puntos y arranque el campeonato con el pie derecho.

Cuando el pito marcó el final del partido, los hinchas del Ciclón despidieron a sus jugadores y se retiraron velozmente de un estadio que mantenía acorralados a más de 25 mil tucumanos enmudecidos, pero con ganas de comerse a cuanto cuervo se le cruzara por la vida. De vuelta en las callecitas tucumanas, llegó una verdadera bendición: un diluvio increíble cayó del cielo y fue festejado por los cuervos y también por todo ser humano que deambulaba por la capital de Tucumán la noche del sábado.

Ahora sí, para los cuervos la noche era perfecta: triunfo de San Lorenzo y encima habían cesado los ¡40º a la sombra! La vuelta a casa, a Boedo, o a cada rinconcito de la Argentina, fue con una sonrisa indisimulable en cada sanlorencista que presenció el partido del Ciclón contra el decano de Tucumán.


Arévalo y una anécdota digna de contar
-Disculpá, ¿vos sos de la época de Passet, no?
-Sí, sí.

-Y de Ruggeri también...
- Claro

-Perá, ¿y del Gallego González y del campeonato en Rosario?
-Si amigo, yo fui uno de ellos.

-Loco, él es Oscar Arévalo, el dos de San Lorenzo en el equipo del Bambino
-¡Uhh! ¡Qué grande! ¡Ídolo, dejame sacarme una foto con vos!

Este lindo diálogo entre un cuervito tucumano (de no más de 17 años), el ex jugador Oscar Arévalo y otro cuervo que había llegado desde Buenos Aires, se produjo en los baños del Parque 9 de Julio, cuando los tres protagonistas esperaban para poder mojar sus cabezas y refrescarse un poco.

Fue muy agradable ver la alegría de ese hincha del Ciclón, al verse sorprendido por la presencia de un jugador que defendió la camiseta azulgrana y encima salió campeón. Sin dudas, será un recuerdo imborrable para el pibe que debería conocer al jugador por alguna foto o por haber visto algún video. Pero también fue un lindo y merecido reconocimiento para el Indio Arévalo, campeón del '95, que como padrino de la Peña "Vamos a Volver a Boedo" de González Catán, se lo ve en cada cancha del país alentando al Ciclón como un hincha más. ¡Bien Oscar!

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