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lunes, 1 de marzo de 2010

Torneo Clausura

De mal en peor

San Lorenzo no da pie con bola. Juega mal, no hace goles, uno de sus jugadores referentes se hace expulsar estúpidamente y, encima, los árbitros lo perjudican de manera alevosa. Así no hay chances de recuperarse.

Por Jorge Fuentes

Duele ver a San Lorenzo. En los ojos y en el corazón. Porque ni siquiera el más pesimista de los hinchas se imaginaba que el equipo iba a mostrar esta imagen tan desalineada que ofrece hoy. El equipo juega de mal a muy mal. No es capaz de hacerle goles ¡ni a Racing! Jonathan Botinelli, uno los jugadores más experimentados del plantel, sufrió una recaída en su adicción a las expulsiones estúpidas. Y si a ese combo letal se le suman árbitros como Sergio Pezzotta… bueno, no hay mucho más para agregar: es desilusión garantizada.

¿A qué jugamos, Cholo?
No queda otra que ser reiterativo y seguirle preguntando lo mismo al DT del Ciclón. Porque, sinceramente, el juego de San Lorenzo es desconcertante. Nunca se sabe con cuántos delanteros va a jugar, si los volantes centrales mañana serán carrileros, si los laterales son laterales, volantes o qué son…

Lo único que repite el Ciclón fecha tras fecha es su manera de atacar: pelotazos de Migliore (o Aguirre o Bottinelli o el que ande por ahí) para Alfaro (1.73m), Bordagaray (1.78m) o ¡Papu Gómez! (1.68m). A esta altura del torneo, y luego de haber realizado una pretemporada completa con el plantel que él eligió, Simeone ya tendría que haber encontrado, al menos, un boceto de equipo. Pero no. Pasan los partidos y la pregunta del subtítulo de arriba no se va.

Alerta roja
Lo de las expulsiones de Jonathan Bottinelli (10 desde que debutó en Primera a fines de 2002) ya es inexplicable e indefendible. Realmente parece que es un problema que no tiene solución. El tipo no será Passarella ni, para citar a alguno con pasado cuervo, Coloccini (ni Osvaldo ni Fabricio), pero es buen jugador. Tiene un respetable cabezazo y, más allá de algunas imperfecciones (como ante Verón, en la jugada del segundo gol de Estudiantes en la fecha 3) suele ganar bastante seguido cada vez que sale a cortar afuera de la cueva. Además, de vez en cuando aporta algún golcito.

Sin embargo, su presencia es un riesgo para San Lorenzo. Sus salidas de cadena ya le costaron bastantes dolores de cabeza al Ciclón. Como en el partido ante Racing, en el que fue el principal responsable de la derrota. Sí, aun más que Pezzotta, al que ya le vamos a dedicar un parrafito. Hasta su expulsión, el equipo de Russo miraba el empate con mucho cariño. Y después de eso, el partido cambió. Tuvo que salir Romagnoli. Y Racing se fue un poco más arriba a ver qué pasaba. Y lo que pasó fue ese gol en offside de Hauche.

Algo personal
Con Sergio Pezzotta, evidentemente, San Lorenzo no tiene mucha suerte. Algunos antecedentes al gol en posición adelantada de Hauche: ante el mismo rival, en el Clausura 2009, dio un descuento exagerado y la Academia empató en la última jugada. Contra Vélez, en el torneo pasado, no vio el penal de Montoya a Romeo (le fracturó el tabique de un rodillazo).

Y hay más, pero el poco espacio que queda juega a favor del árbitro rosarino. Además, no es justo cerrar el análisis responsabilizando por este presente a un tercero. La culpa de que San Lorenzo no esté jugando la Copa y de que se haya quedado sin margen de error en el torneo en la quinta fecha hay que buscarla dentro de San Lorenzo. En su técnico, que no puede lograr que sus buenas intenciones se transformen en buenas acciones. Y en sus jugadores, muchos con un nivel bajísimo y otros cometiendo errores que no se ven ni en partidos de fútbol infantil.
Faltan 14 partidos. 42 puntos. Es bastante. Las matemáticas dicen que el Ciclón aún tiene chances de prenderse. Pero la realidad no invita a ilusionarse demasiado.

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