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lunes, 15 de abril de 2013

Cuervos de Ley


El grito soñado

Pablo Lanseros es El pibe de la foto que ilustra esta nota y la portada de esta edición de La Revista del Ciclón. En estas páginas, te contamos su historia, digna de un verdadero Cuervo de Ley.   

(Nota de la edición empresa Nro. 240)

Es la mañana del 2 de diciembre de 1979. Carlos (padre) y Pablo (hijo) Lanseros llegan a las boletarías de Avenida La Plata para comprar un par de entradas para presenciar el partido que San Lorenzo y Boca disputarán, unas horas más tarde, en el Gasómetro. Será la despedida de ambos equipos del campeonato Nacional, ya que, cualquiera sea el resultado, ninguno logrará acceder a la fase clasificatoria. 

Después de asegurarse su presencia en el clásico, la dupla Lanseros pide permiso para ingresar al estadio. Ya dentro del templo de Avenida La Plata, El pibe de la foto –desde ahora lo llamaremos así- se mete en el campo de juego. Emplichado como un mini jugador de fútbol, corre detrás de una pelota por toda la cancha. La patea, la va a buscar, la vuelve a patear... De repente, encara hacia el arco que le da la espalda a la cabecera donde suele ubicarse la hinchada azulgrana. Ahí va el pequeño Lanseros, detrás de esa número cinco y con esa ilusión de hacer hacer un gol en la cancha del equipo que es hincha, ¡y que desde muy chiquito le enseñaron a querer! 

El padre, lo observa, baboso, desde los tablones. Lo disfruta. Se relame orgulloso y piensa: “Este salió a mí, carajo”. Mientras tanto, El pibe de la foto sigue su corrida hacia el arco. Una corrida que parece eterna. Que será eterna. Mientras el chiquilín avanza, Carlos pone el zoom de su cámara de fotos al máximo. Pablo avanza y Carlos apunta. Y en el preciso instante que su hijo está por hacer el gol, dispara la Olimpikus. Carlos sabe, intuye, que ha registrado una gran imagen. 

Después, ambos volverán a su casa, caminando (porque son del barrio), para almorzar con la familia. Unas horas más tarde, tendrán que regresar al Wembley Porteño, pero esta vez para alentar a San Lorenzo. El partido terminará igualado y sin goles. Las crónicas de los diarios del día siguiente dirán que fue una tarde pálida y que Mario Rizzi erró un penal. En el tiempo, ese partido será recordado como el último jugado en el viejo estadio de madera. Sin embargo, la historia de El pibe de la foto no terminará ahí… 


En el baúl de los recuerdos
Cuando aquel 2 de diciembre de 1979 Carlos Lanseros le sacó la foto a su hijo en el césped del Gasómetro, jamás imaginó que esa imagen, treinta y pico de años después, se convertiría en un documento de inmenso valor. Claro, en aquella mañana gris, pocos sabían que ese pálido 0 a 0 con Boca se convertiría en el último partido oficial jugado en el estadio de Avenida La Plata. Y los pocos que habían escuchado el rumor, se rehusaban a creer semejante atropello a la historia azulgrana. Por su parte, Pablo, Pablito en ese entonces, con sus tres años era muy inocente para entender de expropiaciones, negociados, ventas mal hechas y ese tipo de cosas. Pero ese terrible rumor fue realidad: a San Lorenzo le robaban el Gasómetro y, así, un pedazo de su grandiosa historia. 

La foto, la de Pablito corriendo detrás de una pelota hacia el arco de Avenida La Plata fue a parar al baúl de los recuerdos de la familia Lanseros. En ese lugar permaneció durante mucho tiempo, escondida entre otros objetos de la familia. Triste y humillada. Como no queriendo salir, avergonzada por aquel atropello cometido por la nefasta dictadura militar a finales de la década del setenta. Hasta que un día, salió…

Esa foto es mía…
El pibe de la foto crecía y su pasión por San Lorenzo se incrementaba. Cuando era adolescente, y la infancia le quedaba atrás, se volvió a cruzar con esa imagen, que lo documentaba a él corriendo detrás de una pelota en el ya desaparecido estadio de Boedo. Tenía alrededor de 18 años cuando entendió que esa fotografía le correspondía y tomó la decisión de apropiársela para sus objetos personales. Desde ese entonces, jamás se la pudieron quitar.

Un orgullo personal
Durante mucho tiempo, Pablo mantuvo “su foto” bien guardada. Cada tanto la iba a buscar, la miraba, y esa simple situación le robaba una nostálgica sonrisa. Era él y su foto. Y, salvo familiares y amigos íntimos, no muchos más conocían la existencia de esa imagen. Pero todo empezó a cambiar cuando esa locura de “Vamos a volver a Boedo” comenzó a sonar fuerte en la vida de su San Lorenzo querido. La utopía de recuperar Avenida La Plata despertó en él, como en miles de cuervos, un bichito que le hacía cosquillas en la panza. Esas tantas anécdotas contadas por su padre se le venían a la cabeza cada vez que escuchaba el grito de guerra: “Vamos a volver”. Le costaba creer, pero le gustaba imaginárselo. Hasta que un día, el sueño de “algunos locos” dejó de ser eso y se hizo realidad. La utopía tomó estado parlamentario y la recuperación de las tierras de Avenida La Plata se empezó a discutir en el Congreso. El resto de la historia de la más linda gesta azulgrana lo conocemos todos. Pero, la historia de esa foto, la de El pibe de la foto, la conocían apenas unos pocos. 

En noviembre de 2012, días antes de que se vote positivamente la Ley de Restitución Histórica, Pablo consideró que había llegado el momento de compartir su “tesoro más preciado”. Publicó la imagen “más importante” de su vida en la red social Facebook y le chapeó al pueblo azulgrana, orgulloso, que él era El pibe de la foto. Luego llegarían los Me gusta, de a decenas. Los comentarios –elogios- eran, y son, de todo tipo. Hasta que un día, esa foto se convirtió en un banner para convocar a los cuervos a comprar metros cuadrados. “Eso me superó”, aseguró el protagonista de esta linda historia. 

Y otro día, esa imagen, la de El pibe de la foto, se convirtió en la tapa de La Revista del Ciclón, esta que vos ahora tenés en tus manos. Esa revistita que Pablo se acostumbró a guardar en el bolsillo, cada vez que va a alentar al  Ciclón al Nuevo Gasómetro. Esa revista que, dentro de unos años, quizás en 2016, o cuando el nuevo estadio esté levantado, lucirá en su portada la imagen de un ya veterano Pablo Lanseros, corriendo hacia el arco que le da la espalda a Avenida La Plata, a punto de concretar ese postergado "grito soñado".   


Algunos comentarios que recibió la foto:
Sofia Bourdon: “Uf, lo que daría por tener una foto así. Muy buena, espectacular”.

Luciano Javier Fryszberg: “¡Qué envidia! Por Dios!”.

Jorge Fernández: “Se me piantó un lagrimón cuando vi esta foto. La imagen de las tribunas, el pasto, la red, el arco, el cartel de publicidad, el gol del nene que ya llega… Falta poco para que el lagrimón se convierta en un llanto inmenso de alegría”.

Fernando Arauz: “No veo la hora de ver una foto tuya, símil a esa, pero actual. ¡Vamos Lanseros!”.
José Greco: “En esa esquina o codo, nos juntábamos la barra de Avelino Díaz y Beauchef, todos: desde el maestro Requena, los hermanos Forlenza, Osvaldito, Miguel Ángel, Mario, Luisito, el Tarta, Roberto, Toni, el Gallego, Canini... En esa esquina estrenamos una bandera de 30 metros que hicimos y fue justo el día que diluvió en un partido con Independiente y se suspendió a los 10 minutos. Ya muchos no están, pero desde algún lugar lo estarán disfrutando como nosotros. Felicitaciones, Pablo”.




Por Pablo Lanseros
“Es la foto más linda de mi vida, sé que jamás tendré una mejor. Esa imagen es mi tesoro, mi orgullo. Y para mi viejo es como un gran trofeo, la mejor foto que sacó en su vida. Cuando la compartí recibió muchos comentarios, todos muy emotivos, pero lo que más me movilizó fue cuando fue usada como banner para que la gente compre metros cuadrados. Eso fue increíble. Un cuervo de Santa Fe me escribió “Me puse la foto de perfil, la imprimí y me hice un cuadro que tengo colgado en mi habitación”. Una locura total. Ahora sueño con ser yo quien lleve a mi viejo a Avenida La Plata, como lo hizo él cuando yo era chico. Quiero que el estadio se llame Lorenzo Massa, que se inaugure el 7 de mayo de 2016 y que lo venga a bendecir el Papa. Solo le pido al hincha que compre los metros cuadrados y sea parte de la refundación de San Lorenzo”. 

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