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martes, 20 de abril de 2010

Torneo Clausura 2010


por Jorge Fuentes

Reconstrucción en marcha

La tardía salida de Diego Simeone cerró uno de los momentos futbolísticos más críticos de la historia del Ciclón. Ahora, con el Gallego Méndez como improvisado DT, se inició un proceso de rehabilitación que debe profundizarse después de junio, cuando la dirigencia arme un San Lorenzo que vuelva a pelear arriba. Como lo obliga su historia.

Al final, Diego Simeone dejó de ser el director técnico de San Lorenzo sin que se dilucidara la gran incógnita que dejó su equipo durante este campeonato: ¿A qué jugó el Ciclón durante todo este tiempo? Esa fue la pregunta que nos vinimos haciendo en este espacio desde hace bastantes ediciones, que no era otra cosa que la misma inquietud que se hacían los hinchas cada vez que se disponían a ver a su San Lorenzo. La respuesta a esa duda continuará sin disiparse.


Lo único concreto es que el equipo del Cholo jugaba de mal a muy mal. Pero eso es un capítulo cerrado. Debió haberse terminado unas cuantas semanas antes, es cierto. Pero no da para seguir insistiendo sobre eso. Ahora hay que mirar hacia adelante. No queda otra opción.

Un bombero Gallego
Ya quedó reflejado en el editorial de esta revista que la sucesión del Cholo Simeone fue desprolija. Porque Ángel Bernuncio iba a ser el DT interino, secundado por Daniel Ahmed y Sebastián Méndez. Esto no es un invento, los mismos protagonistas lo admitieron. Sin embargo, el que apareció como único entrenador resultó ser el Gallego. Y cómo el ex defensor no tiene el carnet habilitante, el que sale a la cancha con los jugadores es ¡Patricio Camps!, quien ni en sus mejores sueños se imaginó estar alguna vez al frente de la Primera de un equipo como San Lorenzo.


Se saluda que Bernuncio no haya salido a vociferar su lógico descontento. “Antes que nada, está San Lorenzo”, remarcó Ángel, alguien a quien el club debería dejarle las puertas abiertas para alguna otra ocasión. También se celebra la valiente decisión del Gallego Méndez de hacerse cargo de un equipo que, más allá de los inentendibles planteos de Simeone, no daba pie con bola. Porque, vale la aclaración, Sebastián es un tipo que ha dignificado la profesión de futbolista en su paso por el club, algo que le valió el reconocimiento de los hinchas. Y, como si fuera poco, fuera de la cancha tuvo actitudes merecedoras del elogio, como cuando decidió irse del Ciclón y afirmó que lo hizo “porque no quiero robarle la plata a San Lorenzo si no estoy para jugar”. Está claro que un tipo como el Gallego siempre será bienvenido.

El inodoro en el baño…
… y la heladera en la cocina. Es una cuestión de lógica y de mínimo orden. Hay que poner las cosas en su debido lugar. Y eso fue lo que hizo Méndez apenas asumió como DT del Ciclón. Aún sin haberse recibido de entrenador, el Gallego diagnóstico a la perfección el principal problema que padecía San Lorenzo.


Entonces armó equipos medianamente razonables. Ante Banfield, aun siendo ampliamente superado, San Lorenzo se paró con un 4-3-1-2, que si bien no le dio resultados, al menos se pareció a una formación más o menos sensata. Con Independiente paró un 4-4-2, con volantes externos con llegada (Gómez y Aureliano), y realizó el mejor primer tiempo del campeonato. Sin sobrarle nada, fue superior al hasta esa fecha líder del torneo y exhibió la imagen de un equipo que tenía un plan y trataba de cumplirlo. De ninguna manera puede calificarse lo producido por el Ciclón como brillante ni nada que se le parezca, pero sí puede decirse que San Lorenzo “jugó a algo”. Ahora habría que agregarle más tenencia de la pelota, un poco más de fluidez entre los volantes encargados de generar juego y los delanteros y, por supuesto, goles. Pero no se puede ser injusto con Méndez y pedirle que en un par de partidos solucione lo que se viene haciendo mal desde hace rato…


El proceso de reconstrucción ya está en marcha. El partido de hoy y el del próximo domingo, ante nuestros adorados hijos, pueden ser importantes para consolidar esa etapa de rehabilitación que, sí o sí, debe culminar exitosamente dentro de cinco fechas. Porque en el Torneo Apertura, con refuerzos y con otra persona que no sea Patricio Camps en el banco, San Lorenzo tiene que mostrar una imagen mucho más acorde a su historia. Esto es: un equipo que sea protagonista en todas las canchas y que tenga aspiraciones mucho más altas que ganar un par de clásicos. Recién cuando eso ocurra, se podrá decir que San Lorenzo goza de buena salud.

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