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viernes, 15 de abril de 2011

¡Volvé, San Lorenzo!

(Edición impresa 223)


A Boedo, claro. Ese es el máximo sueño de todos los cuervos. Pero también a jugar como lo marca la historia de este club. Porque lo que hizo el Ciclón ante Estudiantes, la fecha pasada, fue algo que no tiene nada que ver con su ADN. Duele admitirlo, pero jugamos como un equipo chico.


por Jorge Fuentes


En el reparto de tareas para esta edición, le ha tocado a este periodista la parte más pesada. Porque, la verdad, luego de lo que vivimos el martes, uno ha quedado maravillado, con “cosquillitas en la panza” y con la piel erizada. Semejante muestra de amor, pacífica y genuina, invita a liberar en la PC todas esas sensaciones hermosas que aun tenemos en el cuerpo. Pero los Hermanos Cuervos Gastón García y Eduardo Bejuk ya se han ocupado de eso. Y como alguien tenía que escribir de fútbol, bue... acá estamos, cumpliendo con esa obligación, como en todos los números. Es cierto que en otras ocasiones, esa “obligación” ha sido muy placentera. Como en 2001 o 2007, por ejemplo. Pero sin llegar a esos extremos, de vez en cuando el Ciclón nos regala algún buen partido o un triunfo inolvidable como para escribir con una sonrisa. De hecho, en este torneo, motivado por los buenos resultados y un desempeño medianamente aceptable, algunos artículos fueron bastante optimistas. Pero luego del partido ante Estudiantes, el optimismo desapareció por completo. ¿Puede un equipo salir campeón jugando como contra el Pincha? ¿Puede un equipo grande aferrarse a un puntito, aunque esté jugando contra uno de los mejores equipos del fútbol argentino? ¿Se puede ganar un partido sin patear, al menos una vez, al arco? La respuesta a estas tres preguntas es un NO, con mayúsculas. La maldición de Colón A veces, acertar un pronóstico da mucha bronca. Y en la edición pasada, en este espacio, se habló del peligro que generaba enfrentar a Colón. “¡Ojo con Colón!”, titulamos. No por su presente futbolístico, sino porque en el torneo pasado, cuando el Ciclón iba puntero, el Sabalero le ganó en Santa Fe y provocó la debacle de San Lorenzo. Y, lamentablemente, volvió a ocurrir. El Negro nos volvió a ganar y regresaron los fantasmas. Es justo decir que esas dos derrotas contra Colón tienen diferentes matices. En el Apertura 2010, en el Cementerio de los Elefantes, el equipo de Ramón Díaz cayó sin atenuantes, más allá de un gol mal invalidado a Aureliano Torres. Pero en este torneo, el Ciclón fue ampliamente superior y perdió nada más (y nada menos) por haber fallado en las áreas, justamente en los sectores de la cancha donde se resuelven los partidos. La gente reconoció la actitud y el buen rendimiento del equipo y, pese al 1-2, despidió a los jugadores con aplausos. Es que, en medio de la bronca, se podía analizar que “jugando así, vamos a ganar más partidos de los que vamos a perder”. Pero, ciclotímico, San Lorenzo mostró su peor cara a la siguiente fecha. Como si la maldición de Colón otra vez hubiese surtido efecto, contra Estudiantes, el Ciclón dejó una imagen muy lastimosa. Ganó un punto, pero perdió crédito A priori, empatar contra Estudiantes, de visitante, no es algo para lamentar. Se sabe que el Pincha está, junto a Vélez, un escalón por encima del resto. En ese sentido, la igualdad puede ser mirada con buenos ojos. Pero si se desmenuzan los noventa y pico de minutos de juego, no queda otra que preocuparse. Y mucho. Porque, a decirlo sin vueltas, San Lorenzo jugó como un equipo chico, sin ambición, reconociéndose netamente inferior al rival que, encima, tuvo una tarde/noche de lo más discretita Y eso es lo único que el hincha no perdona. Que el Ciclón, aun con los recaudos que hay que tomar en determinados casos, haya resignado el ataque es algo que no puede aceptarse.

La tabla aun nos muestra ahí nomás de la punta, prendido como un montón de equipos. Y con la paridad existente en este campeonato, no es descabellado pensar que San Lorenzo pueda seguir peleando hasta el final. Eso sí, deberá repetir más actuaciones como la que tuvo ante Colón (sí, a pesar de la derrota) y no volver a jugar nunca más como ante Estudiantes (sí, a pesar del punto positivo). La idea de volver a Boedo ya está impregnada en cada hincha de San Lorenzo. Y no hay dudas de que todos los cuervos, desde el lugar que les toque, harán todo lo que puedan para cristalizar ese sueño. Ramón Díaz y los jugadores, en cambio, deben trabajar en otro regreso. Porque San Lorenzo se hizo grande, entre muchas otras cosas, por equipos que nunca especularon. No hay que olvidarse de eso. Y, más allá de los resultados ocasionales, hay que retomar ese camino. La grandeza no se negocia.

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