Páginas

lunes, 5 de marzo de 2012

Alentamos, pero no olvidamos

(Edición impresa 232)

por Gastón García

“Quiero ser campeón del mundo”. La expresión corresponde a Carlos Eusebio Abdo. Se la dijo a esta revista en febrero de 2011, cuando corrían sus primeros días como flamante presidente del Ciclón. Más allá de ese sueño, tan utópico como el proyecto faraónico que nos vendió para ganar las elecciones 2010, hay otros elementos, más concretos, que nos permiten hacer un balance y sacar conclusiones sobre su primer año de gestión. El análisis lo podríamos dividir en tres aspectos: futbolístico, económico e institucional.

En lo que refiere a fútbol, no hay mucho para explicar. La tabla de los promedios lo dice todo y los cuervos estamos pasando de los peores días de nuestras vidas. ¿En que falló Abdo? En casi todo. Veamos. Creo un Consejo de Fútbol (Veira, Coco y compañía) que fue un verdadero fracaso y se terminó disolviendo. En los tres libros de pases que pasaron durante su mandato, llegaron al club catorce jugadores: Carmona, Ferrari, Velásquez, Giménez, Ortigoza y Salgueiro; Giglioti, Kalinski, Méndez, Martínez y Telechea; Bueno, Chávez y Voboril.

De estos apellidos, solo Ortigoza y Kalinski son calificables como aciertos. Habrá que ver cómo responde Bueno que, por ahora, entusiasma. Y ahí nos quedamos, porque los demás son ni fu ni fa. Ni hablar de los que ya no están, situación que desde el vamos confirma que fue un error traerlos (Carmona, Ferrari, Velásquez, Jiménez). Siguiendo en este rubro, se puede agregar el caso Rivero, otro yerro ya que el jugador fue regalado a Boca a cambio de nada (nada = Matías Giménez) y la situación de Chávez, que el semestre anterior regresó a San Lorenzo (tras su paso por Atlético de Tucumán), enseguida fue vendido al Nápoli y ahora fue repatriado a través de un préstamo bastante oneroso. Encima, al menos hasta el cierre de esta edición, no se logró contratar a un tercer refuerzo (o cuarto, si es que consideramos lo de Voboril como tal). Todo esto cierra una muy mala nota en la gestión fútbol.

En lo económico-financiero, la calificación tampoco es buena. En realidad, no es buena es una delicada manera de decir que es mala. De recibir un club con un pasivo de 120 millones de pesos, ahora se habla de que la deuda supera los 170. Sí, en apenas un año de gestión, el pasivo se habría incrementado en casi un cincuenta por ciento. Mucho, ¿no? Nada parecido a eso de que “tenemos que ordenar las cuentas”, que el presidente también le aseguró a esta revista en aquella entrevista de inicios del año pasado. Y eso que, supuestamente, el presi puso más de 30 millones de pesos de su propio bolsillo. ¡A nosotros también nos gustaría conocer los detalles del destino de ese dinero!

Por último, en el plano institucional la puntuación tampoco es digna de elogios. La renuncia de una gran cantidad de miembros de comisión directiva, identificados como el datrismo, fue una clara prueba de que la alianza solo sirvió para ganar en las urnas y nada más. Además, no podemos olvidar los escándalos con las reuniones, o mejor dicho, las no reuniones de CD. Entre otras cosas, se llegó a estar casi dos meses sin sesionar y algunas fueron cerradas a los socios: ambas situaciones antiestatutarias. Si a esto le sumamos las promesas incumplidas (40 mil socios a fines de 2011; la realización del Microestadio; ampliación de la sede social), todo nos conduce a decir que en un año de gestión, la labor de Abdo en el club fue lamentable. Ojo, cuando decimos Abdo nos estamos refiriendo también a todos los que lo secundan.

Así las cosas (sentíamos la obligación de decir todo esto) la realidad es que los hinchas de verdad, los cuervos de ley, los que queremos los colores a cambio de nada, vamos a dejar la vida en el tablón para que el Ciclón no pierda la categoría. Porque como dice la canción, “te juro que en los malos momentos, siempre te voy a acompañar”.

No hay comentarios: