Páginas

domingo, 26 de abril de 2009

San Lorenzo en Tucumán (Pág. 8 y 9)


Por Gastón García
Crónicas cuervas en Tucumán

La Revista del Ciclón estuvo presente en la estadía de San Lorenzo por el Jardín de la República. A pesar de la derrota de los jugadores en el campo de juego, los hinchas ganamos un montón de anécdotas y amigos tucumanos. Les proponemos compartir algunas de esas lindas historias.

Acompañar a San Lorenzo en cada estadio donde se presente no sólo se resume en ir en búsqueda un resultado deportivo. Es obvio y natural que uno, en su condición de hincha, desea que el equipo gane. Sin embargo, las vivencias que dejan estos viajes por el interior del país, se convierten en un cúmulo de recuerdos que uno atesorará durante toda la vida. El viaje a Tucumán, sin dudas cumplido por el sentimiento cuervo que llevamos dentro, nos dejó una pila de anécdotas que valen la pena compartir.
El Jardín de la República
Arrancamos las crónicas de este viaje al norte argentino con un poco de historia, que en cierto modo tienen una pequeña vinculación con San Lorenzo de Almagro. Tucumán es una provincia que fue trascendente para la historia argentina. Ingresar a la “casita de Tucumán, o bien llamada la “Casa histórica de la Independencia”, permite mutarse en el tiempo y trasladarse a la época en que un grupo de hombres pudieron darle entidad a la gesta revolucionaria de 1810.
Entre esas paredes, muchas de las cuales se conservan de la época, un 9 de julio los patriotas firmaron la Independencia Argentina. Uno de esos héroes de la Patria fue Mariano Boedo, quien fue el vicepresidente de aquel Congreso de Tucumán de 1816. Sí, Boedo, un nombre para nada desconocido en la vida del Ciclón.
La casa de Rafael Albrecht
Gracias a las gestiones de un amigo tucumano, el “Pájaro” Adrián, llegamos a una familia sanlorencista, que gentilmente le abrió las puertas de su casa a La Revista del Ciclón. Ahí, en el humilde barrio Villa Colmena Norte, a unos 15 kilómetros de la capital San Miguel, nos encontramos con tres generaciones de cuervos bajo un mismo techo.
Miguel Ángel es un setentón que vivió siempre en Tucumán y fue el que gestó el sentimiento azulgrana en la familia Valdez. Según su relato, se hizo del Ciclón “cuando trabajaba en la Unión Ferroviaria y escuchaba por radio los partidos del equipo del equipo del ‘46”. Con el paso del tiempo, Miguel transfirió la pasión azulgrana a sus descendientes. A su hijo Carlos Marcelo y también a su nieto Ulises Carlos.

En el transcurso de la charla, don Miguel nos contó que a unas tres cuadras se encontraba la casa donde vivía la familia de Rafael Albrecht. Despedida mediante con los Valdez, el nuevo destino se caía por decantación.
Una vez ubicados frente a la supuesta morada de los Albrecht, en la esquina de Independencia y Maipu, la curiosidad le ganó a la ubicación (por la hora) y luego de unos aplausos fuimos correspondidos por Manuel Santiago, el hermano de Rafael. Ya inmersos en el domicilio, que impactaba por lo humilde y precario que era, Manuel nos presentó a su madre, Doña Teresa, de 83 años. Apoyada en su bastón, con la mirada perdida y los ojos humedecidos, la anciana nos contó con nostalgia que su hijo “siempre fue un orgullo para ella y para todo Tucumán”. La charla duró apenas unos minutos, pero alcanzaron para ganarnos en emoción.
En la cancha con los cuervos tucumanos
Más de dos horas antes del comienzo del partido ya nos encontrábamos dentro de la Ciudadela, el estadio de San Martín. Los primeros pobladores del pequeño sector destinado a los visitantes eran todos tucumanos. “Esperamos muchos años la llegada de San Lorenzo y queríamos disfrutar cada minuto en el estadio”, confiaron unánimemente los cuervos locales.
Luego de obsequiarles algunos ejemplares de nuestra revista, que recibieron con mucho cariño y agradecimiento, nos dispusimos a escuchar las historias de cómo ellos, a tantos kilómetros de Boedo, se hicieron hinchas del Ciclón. Cada relato nos dejaba una emoción distinta. Cada anécdota nos enorgullecía y nos piantaba un lagrimón.

Así nos encontramos con Juan Pablo Pereyra, de 25 años, oriundo del barrio Tiro Federal. Para él, contra San Martín sería la primera vez que vería a San Lorenzo estando en una tribuna y la emoción era gigantesca. Se había hecho cuervo gracias a su madre, Marta López (65), que escuchando los partidos por radio en el campo donde trabajaba había aprendido a querer al Ciclón.

Unos escalones más arriba nos encontramos con los Marcelo Roldán. Sí, padre (85) e hijo (44) son dos sanlorencistas que tienen el mismo nombre. “Mi viejo me endosó el sentimiento y yo no quería que él se muera sin ver alguna vez al Ciclón”, nos contó, emocionado, Marcelo hijo. Una de las historias más lindas fue la que nos describió Darío Fernández, un tucumano de 65 años, abuelo de Juan Agustín, de trece, que alentaría por primera vez a San Lorenzo desde los tablones.

El abuelo nos contó que se hizo de San Lorenzo porque él se crió en un pueblo llamado La Cocha (a 120 kilómetros de la capital de Tucumán) y que ahí hay un pequeño club que se llama San Lorenzo y tiene los mismos colores que el Ciclón de Boedo. Pero eso no es todo. Este sanlorencista, sexagenario, también nos contó que sus estudios los hizo en un Colegio Salesiano, llamado Tulio García Fernández, que fue fundado por el Padre Lorenzo Massa, el mismo que fundó a San Lorenzo de Almagro. “Para no ser fanático del Ciclón, ¿no?”, resumió Darío Fernández, con una emoción que contagiaba.

El viaje a Tucumán para acompañar al Ciclón nos dejó un montón de anécdotas que jamás olvidaremos. También nos dejó muchos amigos. Lamentablemente volvimos con un resultado para el olvido, pero eso es algo que ya no nos sorprende de estos jugadores. Lo bueno, es que a nuestra pasión por los colores, nada ni nadie la podrá detener.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola amigo salorencista!
La verdad es que me ha emocionado mucho recibir tu carta.
Te puedo asegurar que el domingo, en la cancha de San Martín, alentando al Ciclón, resulta inolvidable! Después de tantos años de sueños, haber estado allí, ha sido lo máximo.
Tucumán tiene fervientes sanlorencistas. Mi nieto mayor, Agustín, que es el que sale junto a mí, en la foto que vos nos has sacado, seguirá la tradición de amar la "azulgrana".
Gracias por tanto afecto y por la atención enorme de mandarnos las revistas. Seguramente, vamos a permanecer en contacto. Espero que nuestros jugadores se contagien de las fuerzas y las ganas que le han sabido poner esos próceres que a lo largo de la historia de nuestro San Lorenzo, han sabido dar todo por la camiseta!
Gracias amigo, gracias y espero que regreses nuevamente a Tucumán!
Un abrazo fuerte de mi parte y de mi nieto.
Hasta prontito

Mario Fernández