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sábado, 19 de noviembre de 2011

La columna del Hermano Cuervo

Ser Cuervo en tiempos de tristeza

De esto se trata.

De estar, en el peor momento.



por Eduardo Bejuk. Edición impresa 231.

¿Cuánto hace que a San Lorenzo no lo rodea tanta tristeza? Dirigencias devastadoras, planteles mediocres, Inferiores infructuosas, una deuda económica enorme, derrotas deportivas que se van enhebrando hasta sofocarnos con la Promoción ahí, ya una realidad posible, una amenaza cierta, el espejo que nos devuelve la imagen menos deseada.

Pero acá estamos, ahí están. Saltando y gritando, los Hermanos Cuervos de todas las horas y todas las canchas. De esto se trata. La gloria de La Gloriosa tiene que ver con esto. No me contagies, tristeza. No todo está perdido.

Eso sí: después del partido, de los gritos y la parálisis (porque después de la derrota con All Boys hubo mucho de eso, de incredulidad, de bronca que paraliza, de qué bondi hay que tomar para seguir), a veces me asoma un lagrimón. De tristeza, nomás. De enojo contenido. ¿Qué le hicieron a San Lorenzo? ¿Lo mismo que hace 30 años? ¿No aprendimos nada? Con todo lo que tenemos, con la riqueza de nuestra gente y de nuestra historia, con los millones que somos y siempre estamos, ¿no fuimos capaces de enderezar el rumbo? Y la Promo ahí. Y la tristeza, de nuevo.

Hoy, ya en la cancha, ya esperando la salida del Ciclón, juegue quién juegue (cada día me identifico menos con los que juegan, veo caras borroneadas, viste), se me va a aniquilar la mueca triste, el rictus de bronca, la pena que me amarga toda la semana. Y voy a gastarme la garganta como siempre, como me enseñaron de pibe, para alentar a los colores indelebles. Porque de esto se trata: de olvidarme, por 90 minutos, del desastre que hicieron con nuestro San Lorenzo querido. Y estar contigo, sin guardarme nada, optimista incurable, loco de mil batallas de alambrado, aferrado a mi gorrito desteñido. De eso se trata.

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