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sábado, 6 de agosto de 2011

Jueguen como Jacobo, carajo

(Edición 228)

Editorial
No descubrimos nada si decimos que en las últimas décadas el fútbol se convirtió en un gran negocio. Quizá, de los más rentables del mundo. De aquel deporte que a fines del siglo XIX trajeron unos “ingleses locos” al que ¿disfrutamos? hoy, no hay años sino siglos luz de distancia. Ahora, para muchos, lo único que interesa del football son los millones que corren detrás de la pelotita. Los jugadores firman contratos millonarios (como si en vez de hacer lo que más les gusta estuvieran salvando vidas) y los dirigentes (en su gran mayoría) terminan engordando sus billeteras. Todo lo demás termina conduciendo a esa ya famosa frase “AFA-FIFA ricas, clubes pobres”.

Ya lejos estamos de esas jornadas de domingo con diez partidos a la vez. El “atento Fioravanti”, que anticipaba la noticia de un gol, es algo que jamás volveremos a escuchar, salvo recurriendo a algún archivo. Ahora, la TV es la dueña de la pelota y hace de ella lo que se le antoja. Y i hay que jugar un partido un sábado a las diez de la mañana para que sea televisado, quédese tranquilo que en cualquier momento va a pasar. Claro, “Todo Pasa”, dice un famoso anillo. Encima, en la Argentina, el fútbol cada vez pierde más credibilidad. Puede pasar que los campeonatos se definan en un escritorio o bien que se transen a cambio de tapar el doping positivo de algún jugador. Jamás conoceremos las verdaderas historias, pero cuando el rio suena… En fin, “Todo Pasa”.

Pero el colmo de los mamarrachos es el que estuvo a punto de llegar. Con la excusa de federalizar el fútbol, pero con la única misión de rescatar a River del peor de sus abismos, a los cráneos del poder no se les ocurrió mejor idea que unificar la Primera con la B Nacional. O sea, descender a veinte equipos al nivel de los de Núñez. O bien, leyéndolo de otra manera, ascender por decreto a los de la banda roja y, de paso, se colaban los Rosario Central, Gimnasia y Huracán. ¡Que indigno hubiera sido! Por suerte, las palabras de Cherquis Bialo, el vocero de la AFA, reconociendo que “si River no descendía todo este quilombo no pasaba”, despertaron la peor (o la mejor) de las iras de los hinchas, que le dieron un espaldarazo popular a la truchada que estaban (¿estaban?) a punto de consolidar. En consecuencia, sin el apoyo popular, el Padrino del fútbol puso en el freezer la movida y, aparentemente, todo seguirá igual, con River en la B, je. Igualmente, le sugerimos que no se la crea del todo, eso de que nada cambiará. Recuerde: “Todo Pasa”.

En medio de todo este mamarracho quedamos los hinchas. Los apasionados. Los sentimentales. Los ingenuos. Los que seguimos pagando entradas. Los que chapeamos, orgullosos, con la cantidad de años que pagamos la cuotita social. Los que compramos abonos y vamos a todos lados. Y, por sobre todas las cosas, los que dejamos caer lagrimas cuando nuestro club no está bien.

Este año, los cuervos arrancamos un poquito asustados. Por los promedios, vio… Por eso, aprovechando el 89 aniversario de la muerte de Jacobo Urso, le queremos mandar un mensaje a nuestros jugadores:

Muchachos, por favor dejen la vida en la cancha. No literal, pero sí futbolísticamente. Jueguen con el alma. Corran con el corazón. No se priven de transpirar hasta la última gota de sudor. Defiendan a muerte la gloriosa camiseta e historia azulgrana. Como alguna vez lo hizo nuestro gran Jacobo. Y si así lo hacen, nosotros estamos dispuestos a dejar nuestras palmas coloradas aplaudiéndolos. Solo eso les exigimos. No nos defrauden. Huevo, Ciclón.

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