Páginas

sábado, 20 de agosto de 2011

Una luz detrás de la neblina


(Edición impresa 229)

La gran victoria de San Lorenzo en La Plata trajo un poco de tranquilidad y optimismo. El equipo del Turco Asad aun no exhibió demasiado fútbol, pero mejoró notablemente en un aspecto que el hincha no negocia: la actitud.

por Jorge Fuentes

La primera señal había sido la despedida que los hinchas del Ciclón les dedicaron a los jugadores luego del 0-1 con Lanús. Aun con la bronca por la derrota y la preocupación por ver tan pocos clubes por debajo en la tabla de los promedios, los cuervos reconocieron el esfuerzo del equipo que, aun sin jugar bien, mereció, como mínimo, el empate como premio a su constante búsqueda y a no dar ninguna pelota por perdida. Con eso, solamente con eso, a la gente le alcanzó para aplaudir. Es verdad que esto es una muestra de que el nivel de exigencia ha bajado de manera notoria (y preocupante), pero teniendo en cuenta lo que se venía observando en los últimos tiempos (equipos desganados y jugadores sin mucho compromiso que digamos), ver a un grupo de futbolistas corriendo, poniendo y empujando, aunque sea de manera desprolija, era una buena noticia.

Y en La Plata esa primera señal tomó una mayor consistencia. Porque San Lorenzo le agregó una aceptable manejo de pelota a esa enjundia exhibida ante el Granate. Se benefició, es cierto, por enfrentar a Estudiantes, un equipo que salió a buscar el partido y que dejó espacios libres que el Ciclón utilizó con inteligencia. Así llegaron los goles. Y así llegó el triunfo, tan esperado como festejado. Tan necesario como revitalizador.

Los nombres de la victoria
A la hora del análisis para encontrar a la figura de San Lorenzo ante el Pincha se llega a la interesante conclusión de que los mejores fueron los que conforman la famosa “columna vertebral” del equipo. Es decir: Migliore, Bottinelli, Ortigoza y Gigliotti. Además, es justo agregar a este póquer a Gabriel Méndez, actor principal de las dos jugadas que terminaron definiendo el encuentro.

El arquero fue determinante en momentos clave. Le ganó un mano a mano a la Gata Fernández cuando el partido recién arrancaba y tapó brillantemente un tiro a quemarropa de Mauro Boselli para evitar el descuento cuando aun faltaban un poco más de diez minutos, un tiempo que se hubiese transformado en una eternidad si esa pelota entraba. Fueron acciones que terminaron incidiendo en el resultado, justo lo que se le pide a un arquero en partidos tan cerrados como el del lunes pasado.

Botti, en tanto, estuvo impasable de arriba y de abajo. Podrá tener actitudes extrafutbolísticas que merecen discutirse un rato largo. Pero no puede negarse que adentro de la cancha, el defensor es de lo mejor que tiene el Ciclón. Si no es transferido será una mala noticia para la tesorería del club, pero una muy buena para la seguridad del equipo.

Ortigoza, por su parte, fue el jugador más claro del encuentro. Le ganó el duelo a Verón en la mitad de la cancha, recuperó varias pelotas que andaban sueltas cerca del círculo central y distribuyó con precisión. Si mantiene este nivel, San Lorenzo se asegurará quite y juego.

Y Gigliotti, finalmente, jugó como para que los que pensaban que los nueves que llegaban al club venían con una maldición incluida dejen de creer en ciencias esotéricas. Tuvo movilidad, velocidad y, sí, lo que estábamos esperando: ¡gol! Ya en All Boys dio muestras de que se estaba en presencia de un delantero potente y con enormes condiciones. Y en La Plata le agregó un nuevo capítulo a esos buenos augurios.

La quinta pata de esta mesa fue Méndez. El ex Banfield, que ya había ingresado muy bien ante Lanús, quedó bastante aislado en el primer tiempo, pero en el complemento empezó a causarle problemas a Estudiantes con sus estiletazos de zurda. Además, mostró un interesante ida y vuelta. Se perfila como uno de los mejores refuerzos de esta temporada.

Este artículo no estaría completo si no se hace una mención a Omar Asad. El Turco, de a poco, está reconstruyendo un equipo que, hasta hace poco, solo transmitía desesperanza. Ahora, pese a los problemas de números (de la economía del club y de la tabla de los promedios), al menos se ve a un San Lorenzo al que no le da lo mismo ganar que perder. Sin dudas, ya se dio un paso adelante.

No hay comentarios: