Después de haber sufrido
mucho, San Lorenzo, al fin, encontró la paz que tanto buscaba. Alejado de la
zona baja de la tabla de los promedios, el Ciclón encarará la próxima temporada
con objetivos más acordes a su gloriosa historia. El ánimo de los hinchas luce
renovado. Enhorabuena.
Por Jorge Fuentes
Parece que fue ayer, pero fue
hace un año. Poco o mucho tiempo, de acuerdo a cómo quiera mirarse. Lo concreto
es que San Lorenzo hace un año se estaba yendo a la B. En realidad, y para ser
estrictos con el recuerdo, mañana se cumple un año de aquel partido ante San
Martín de San Juan, en el que San Lorenzo estuvo 55 minutos en la B Nacional,
hasta que llegó el inolvidable cabezazo de Walter Kannemann, homenajeado con
total justicia en esta edición de La Revista del Ciclón (ver páginas 10 y
11), y regularizó el ritmo cardíaco de los cuervos. Luego llegaron los partidos
ante Instituto por la Promoción, la confirmación de que el Ciclón seguía siendo
de Primera y un alivio inconmensurable. Un alivio que, al poco tiempo, volvió a
transformarse en preocupación. Porque, claro, el promedio seguía siendo exiguo.
Esos 91 puntos, apenas uno más que Newell’s e Independiente, nos recordaban que
en la temporada 2012/2013 no íbamos a estar muy cómodos. Que tendríamos que
sumar bastante como para no tener que volver a pasar por la agonía que
acabábamos de padecer. Y después de mucho lucharla, al fin pudimos respirar con
cierta tranquilidad. Las 57 unidades reunidas durante esta temporada (pueden
ser 60 si gana hoy) no sólo nos permitieron volver a guardar la calculadora,
también hicieron que nos diéramos algunos “lujos” que teníamos olvidados, como
llegar con chances matemáticas de pelear el título hasta la fecha 17 en este
Torneo Final que hoy se va o como clasificarse a una competencia internacional.
Un escenario diametralmente opuesto al que vivimos hace doce meses.
El futuro ya llegó
Las causas de este rotundo
cambio que ha experimentado San Lorenzo son múltiples y variadas. Pero todas
ellas tienen que ver con la gestión que están realizando el presidente Matías
Lammens y compañía. Aquí también es necesario cotejar las fotografías de hace
un año y las de hoy. Con más socios, notables mejoras en los ingresos y un
ordenamiento institucional que está a la vista de quien quiera verlo, el club
se ha “normalizado”. Y esa normalización también llegó al fútbol. San Lorenzo
es hoy un equipo en el que se puede confiar. Puede jugar mejor o peor, pero los
hinchas ya sabemos que el Ciclón recuperó ese protagonismo que había perdido y
que tanto extrañábamos. Y lo mejor de todo es que lo ha hecho de la mano de
unos cuantos juveniles formados en el club, algo que hacía rato no sucedía.
Después de haber vivido lo que vivimos el año pasado cuesta plantearse objetivos
grandes, pero este San Lorenzo invita a hacerlo. Este mismo plantel más algunos
refuerzos (un arquero y un delantero son esenciales) puede hacer que el Ciclón
peleé bien arriba en los torneos que le toque disputar.
Así estamos los cuervos.
Tranquilos e ilusionados. Esperando ganar estar tarde/noche para, quién dice,
terminar como subcampeones del Torneo Final. Esperanzados con la Copa
Argentina, que puede abrirnos la puerta para ir a jugar esa maldita y nefasta
Copa Libertadores. Y envalentonados de cara al próximo torneo, sabiendo que con
levantar un poco el nivel que viene exhibiendo en la etapa final de este
campeonato, San Lorenzo va a estar en la pelea por el título.
Nota de la edición empresa N°242
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