Páginas

martes, 1 de diciembre de 2009


Por Gastón García

Juntos es mucho mejor


Que San Lorenzo le haya ganado a Huracán no debe llamar la atención de nadie, lo cuervos ya estamos acostumbrados a eso (ver informe pág. 8 y 9). Que la Gloriosa haya alentado desde el primer hasta el último minuto del partido tampoco da para asombrarse, ya que es algo que ocurre cada vez que la camiseta azulgrana sale a la cancha. Ahora bien, la situación que se vivió el sábado pasado en el rancho Tomás A. Ducó (de palacio ya no le queda nada), una vez finalizado el clásico (más desparejo del mundo), con los jugadores del Ciclón festejando durante varios minutos frente a la tribuna poblada de cuervos, sí generó sorpresa. Y muy grata.


Esa comunión hinchas/jugadores, cantando frente a frente y al unísono ¿“qué te pasa Quemero”?, el hit del momento de la Gloriosa, fue una imagen que en San Lorenzo se extrañaba y, sobre todas las cosas, se necesitaba.


Es vox populi que la hinchada del Ciclón es la más fiel del fútbol argentino. Camboyana por naturaleza, la gloriosa se ganó la admiración de propios y extraños gracias a las conmovedoras muestras de fidelidad que le brindó a sus colores en el curso de la historia. Pero desde mediados de 2008 para acá se produjo un quiebre muy profundo en la relación hincha/jugador del Ciclón.


Las frustraciones deportivas sufridas en este período fueron golpes duros para los cuervos. La eliminación de las Libertadores ‘08 y ‘09 y la final perdida a manos de Boquita dejaron heridos los corazones azulgranas y eso es algo lógico y natural. Pero fueron cuestiones extra futbolísticas las que realmente exacerbaron los ánimos de los sanlorencistas. El trasnochado de algunos referentes del plantel previo a un partido vital (la famosa pelea por 700 pesos), el constante reclamo de mejores premios, y gestitos inadecuados devueltos a las tribunas, fue lo que realmente había dejado a los hinchas en llamas.


Por suerte, en este campeonato la mano empezó a cambiar. Después de mucho tiempo los cuervos se volvieron a identificar con el equipo. No tanto por el estilo de juego (San Lorenzo no jugó en un gran nivel), pero sí por el espíritu de los jugadores en cada partido, que dejaron la vida en cada jugada. Y eso le alcanza al hincha. Es verdad que siempre se anhela que el equipo juegue lindo y guste, pero eso no siempre es posible. Por eso, cuando los futbolistas defienden la camiseta azulgrana con hidalguía, más allá de triunfos o derrotas, los hinchas se quedan conformes.


Quedó demostrado en el aplauso con que se despidió al equipo tras la inesperada eliminación de la Copa Sudamericana. Y la gente también puedo digerir las dos derrotas consecutivas en el torneo local que lo dejaron al Ciclón fuera de la pelea del título. Eso demuestra que evidentemente la relación hinchas/jugadores viró para bien en este semestre. Algunos podrán recalcar el caso Papu Gómez como síndrome de que el malestar continúa, pero hacer esa interpretación sería una total injusticia con la hinchada cuerva. No se puede juzgar a todos por lo que pueda hacer uno solo. Y quedó claro que lo del Papu fue la calentura de un hincha particular, magnificada por el periodismo que, como sabemos, muchas veces necesita de estas cosas para poder comer.


Lo cierto es que las cosas están mejor que antes. Y el festejo mancomunado entre hinchas y jugadores, finalizado el clásico fue una muestra de eso. Ojalá las cosas continúen así. Porque está claro que juntos, es mucho mejor.

No hay comentarios: