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sábado, 28 de mayo de 2011

Otra vez sopa... y sin fideos



San Lorenzo volvió a defradudar a su gente en el Nuevo Gasómetro. Esta vez fue contra Arsenal, otro de esos equipos que están luchando por no descender.


El primer tiempo de los once que metió Miguel Angel Tojo en la cancha fue realmente lamentable.


Pases mal dados (¡Lunaaaaaaaa!), desorden en la mitad de la cnacha, errores defensivos y casi ninguna situación de gol en el arco rival dieron como resultado un 0 a 1 que empezó a calentar el ambiente en el Bajo Flores.


Para colmo, el gol de Arsenal lo convirtió el ex y muy silbado Adrian González. Fue a través de un tiro libre suave y esquinado sobre el palo izquierdo de Migliore. En el primer golpe de vista, la sensación fue que se lo comió el 1.


Era tan malo lo de San Lorenzo y lo de Luna que antes que termine el primer tiempo, Tojo cambió al defensor y en su lugar ingresó el paraguayo "me morfo todos los goles" Velézquez. Tambien en los primeros 45, sobre el final, fue reemplazado Diego Placente, que sufrió un tirón y probablemente jugó el último partido con la camiseta azulgrana. En su lugar ingresó Rusculleda, simplemente: je.


En el complemento el equipo salió obligado a buscar el empate, se paró más adelante y con un Romagnoli como lider espiritual y futbolístico, el Ciclón inclinó la cancha hacia el lado del rival.


Enseguida llegó el empate a través de un lindo derechazo del uruguayo Salgueiro, que se encontró con un rebote en la puerta del área y la clavó en un ángulo.


Después llegó el show de Velézquez de cada partido. Primero se comió un gol cerca de la linea del arco. Sespués, recibió un gran pase de Ortigoza, la mató de pecho y cuando era más facil hacerlo que errarlo... El 1 a 1 explica como terminó la jugada.


Así, San Lorenzo volvió a no ganar en su estadio y continúa profundizando una crisis futbolística que ya tiene varios años y empieza a preocupar en la zona que da miedo.


Otra noche más que los hinchas nos vamos tristes y preocupados a casa. Mientras tanto, los jugadores siguen boludeando a una camiseta que, obviamente, les queda demasiado grande.

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